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¿Quieren destruir el futuro de la UAEMex? La crisis que pone en jaque a la universidad

La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) atraviesa un momento crítico que amenaza su prestigio y su futuro. En los últimos días, el rector saliente, Carlos Eduardo Barrera Díaz, ha sido acusado de intentar dejar las arcas universitarias vacías antes de finalizar su gestión. Esta situación ha generado una ola de indignación entre estudiantes, académicos y la sociedad mexiquense, quienes ven con preocupación el rumbo de una de las instituciones educativas más importantes del país.
El señalamiento no es menor: se habla de un posible desfalco que pondría en riesgo el funcionamiento de la universidad. Barrera Díaz, quien concluye su periodo este año, ha sido cuestionado por presuntas irregularidades financieras que podrían comprometer desde el pago de nóminas hasta la inversión en infraestructura y proyectos educativos. La comunidad universitaria exige transparencia y rendición de cuentas inmediatas.
A este panorama se suma la desconfianza hacia la gestión de Morena en el estado. La gobernadora Delfina Gómez, quien ha promovido un discurso de apoyo a la educación, enfrenta críticas por su aparente silencio ante esta crisis. Observadores señalan que la falta de intervención del gobierno estatal podría interpretarse como complicidad o negligencia en un tema tan sensible como el futuro de miles de estudiantes.
La UAEMex no es cualquier institución. Reconocida como una de las mejores universidades públicas estatales de México, ha sido un pilar en la formación de profesionales y en la generación de conocimiento. Sin embargo, los rumores de malos manejos financieros evocan recuerdos de escándalos pasados, como la infame “Estafa Maestra”, que dejó una mancha en la credibilidad de las instituciones públicas.
Estudiantes y profesores han comenzado a organizarse para exigir claridad. En redes sociales, las voces de protesta se multiplican, con hashtags que demandan auditorías y castigos ejemplares para quienes resulten responsables. La presión social crece, y la universidad se encuentra en una encrucijada que podría definir su rumbo por años.
Por si fuera poco, el proceso de elección para el nuevo rector o rectora está en marcha, y las candidatas han alzado la voz contra cualquier intento de opacidad. Aspirantes como Eréndira Fierro y Laura Benhumea han prometido revisar a fondo las finanzas y garantizar que la UAEMex siga siendo un orgullo mexiquense. Sin embargo, las promesas no bastan en un contexto de tanta desconfianza.
El presupuesto de la universidad, que para este año superó los 6,437 millones de pesos gracias a un incremento del 3.71% otorgado por el gobierno estatal, debería ser un motor de crecimiento, no un botín para unos pocos. La sociedad exige que esos recursos se usen para modernizar instalaciones, ampliar la cobertura educativa y fortalecer la investigación, no para engrosar bolsillos ajenos.
La crisis en la UAEMex no es solo un problema administrativo; es un reflejo de los retos que enfrenta el sistema educativo en México. La falta de controles efectivos y la politización de las instituciones públicas siguen siendo heridas abiertas que afectan a miles de jóvenes que ven en la educación su única vía de movilidad social.
El tiempo se agota. La comunidad universitaria y la sociedad en general esperan respuestas concretas y acciones contundentes. Si las autoridades no actúan pronto, el daño a la UAEMex podría ser irreparable, y con ello se perdería una pieza clave en el desarrollo del Estado de México.
Esta no es solo una lucha por una universidad; es una batalla por el futuro de la educación en el país. La pregunta sigue en el aire: ¿quién defenderá realmente a la UAEMex?

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