El Partido Liberal de Canadá, liderado por Mark Carney, se alzó con la victoria en las elecciones federales del pasado lunes, según los resultados oficiales. Sin embargo, no logró alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento, lo que los obligará a gobernar en minoría o buscar alianzas con otros partidos.
Con más de 11 millones de votos contabilizados, los liberales obtuvieron 163 escaños en la Cámara de los Comunes, a solo nueve de la mayoría absoluta, que requiere 172 escaños. El Partido Conservador, encabezado por Pierre Poilievre, quedó en segundo lugar con 149 escaños, mostrando un avance significativo frente a elecciones anteriores.
La contienda electoral estuvo marcada por la tensión con Estados Unidos, especialmente por las declaraciones y políticas del presidente Donald Trump, quien ha criticado abiertamente a Canadá e impuesto aranceles que afectan sectores clave como la industria automotriz. Carney, un economista que asumió el liderazgo liberal tras la renuncia de Justin Trudeau, capitalizó estas tensiones para consolidar su apoyo.
El sistema electoral canadiense, basado en el escrutinio mayoritario uninominal, favoreció a los liberales en provincias clave como Ontario y Quebec, donde se concentra la mayoría de la población y los escaños. En Ontario, los liberales obtuvieron un 47.4% de los votos, mientras que en Quebec alcanzaron un 40.9%, atrayendo incluso a votantes tradicionalmente socialdemócratas y soberanistas.
A pesar del triunfo, los analistas consideran que Carney enfrenta un escenario complicado. Gobernar en minoría implica negociar constantemente con partidos más pequeños, como el Bloque Quebequés, que obtuvo 23 escaños, o el Nuevo Partido Democrático (NPD), que se desplomó a solo siete escaños tras una campaña débil.
El NPD sufrió una derrota histórica, especialmente en sus bastiones de Vancouver. Su líder, Jagmeet Singh, anunció su dimisión tras perder su propio escaño, reconociendo los malos resultados en un discurso emotivo. Este descalabro podría reconfigurar el panorama de la izquierda canadiense en los próximos años.
Por su parte, los conservadores lograron un crecimiento notable, pasando de 119 escaños en la elección anterior a 149. Aunque no alcanzaron el poder, su avance refleja un descontento con la gestión liberal, especialmente en provincias del oeste como Alberta y Saskatchewan, donde dominaron ampliamente.
El contexto internacional también jugó un papel crucial. Las amenazas de Trump, que incluyeron comentarios sobre anexionar Canadá, generaron una reacción de unidad entre los votantes, beneficiando a Carney. Este último se presentó como el candidato mejor preparado para negociar con Washington y defender los intereses canadienses.
La alta participación electoral, con más de siete millones de votos anticipados, un 25% más que en 2021, reflejó la importancia de estos comicios. Los canadienses acudieron a las urnas motivados por la necesidad de definir el rumbo del país en un momento de incertidumbre económica y política.
Carney prometió un gobierno inclusivo que trabajará con todos los partidos y regiones para enfrentar los retos actuales. Sin embargo, la falta de mayoría absoluta y las tensiones con Estados Unidos plantean un futuro incierto para su administración.

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Los liberales triunfan en Canadá, pero se quedan sin mayoría absoluta
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