La presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado polémica al anunciar que México entregará agua a Estados Unidos, a pesar de la grave sequía que azota al país. En un contexto de escasez hídrica, la mandataria aseguró que se cumplirá con el Tratado de Aguas de 1944, pero sus declaraciones han generado dudas sobre la prioridad del gobierno hacia los mexicanos.
En su conferencia matutina, Sheinbaum afirmó que México está en condiciones de enviar “una cantidad importante” de agua a Texas de inmediato. Sin embargo, no especificó cuánta agua se entregará ni cómo se garantizará que no afecte a los productores agrícolas mexicanos, quienes ya enfrentan serias dificultades por la falta de lluvias.
El Tratado de Aguas de 1944 obliga a México a entregar 2,185 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo cada cinco años a Estados Unidos. A cambio, México recibe agua del río Colorado. Pero la sequía en estados como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas ha complicado el cumplimiento, dejando presas como Amistad y Falcón en niveles críticos, con solo 21% y 12% de su capacidad, respectivamente.
Sheinbaum minimizó las amenazas de Donald Trump, quien exigió el cumplimiento del tratado bajo amenaza de aranceles. La presidenta insistió en que “no habrá conflicto” y que México ya envió una propuesta al Departamento de Estado estadounidense. Pero, ¿por qué priorizar un acuerdo internacional cuando regiones enteras de México claman por agua?
La mandataria aseguró que se está trabajando con los gobernadores de Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas para determinar cuánta agua se puede entregar sin dañar a los productores locales. Sin embargo, no hay claridad sobre cómo se logrará este equilibrio, especialmente cuando los agricultores mexicanos han denunciado la falta de apoyo ante la sequía.
Mientras tanto, Sheinbaum destacó que su gobierno impulsa la tecnificación de riego para reducir el consumo de agua en el campo. Aunque esta medida podría ser benéfica a largo plazo, no resuelve la crisis inmediata que enfrentan comunidades y productores agrícolas en el norte del país.
La presión de Estados Unidos no es nueva. Trump ha acusado a México de “robar” agua, afectando a los agricultores texanos. Incluso señaló que un ingenio azucarero en Texas cerró por la falta de agua. Estas declaraciones han avivado la tensión bilateral, poniendo a Sheinbaum en una posición delicada frente a la opinión pública mexicana.
El gobierno de Morena insiste en que no hay subordinación ante Estados Unidos. Sin embargo, la promesa de entregar agua en medio de una crisis hídrica nacional levanta sospechas sobre las verdaderas prioridades de la administración. ¿Cumplirá Sheinbaum con México o cederá ante las presiones de Trump?
La sequía no es un problema menor. Más del 45% del territorio mexicano enfrenta algún grado de escasez de agua, según la Comisión Nacional del Agua. En este escenario, la decisión de enviar agua al extranjero podría agravar la situación de miles de familias y productores que dependen del recurso para sobrevivir.
La controversia está servida. Mientras Sheinbaum busca un “acuerdo razonable” con Estados Unidos, los mexicanos exigen transparencia y acciones concretas para garantizar el acceso al agua en el país. La pregunta sigue en el aire: ¿quién sale ganando con este trato?

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¡Escándalo hídrico! Sheinbaum promete agua a EE.UU. mientras México sufre sequía
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