El proceso para elegir al próximo Papa enfrenta un giro inesperado. El número de cardenales electores en el cónclave ha caído de 135 a 133 tras la ausencia confirmada de dos figuras clave: el español Antonio Cañizares y el bosnio Vinko Puljić. Ambos han renunciado a participar debido a problemas de salud, dejando un vacío que podría alterar las dinámicas de votación en la Capilla Sixtina.
Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia, era uno de los cinco cardenales españoles con derecho a voto. Fuentes del arzobispado de Valencia confirmaron que su estado de salud le impide viajar a Roma. Esta baja reduce la representación española en el cónclave, un evento crucial para definir el futuro de la Iglesia Católica.
Por su parte, Vinko Puljić, arzobispo emérito de Sarajevo, también anunció que no asistirá. Inicialmente, había expresado dudas sobre su participación, pero finalmente los médicos le desaconsejaron el viaje. Puljić, conocido por sus posturas conservadoras, habría sido una voz influyente en las deliberaciones.
El cónclave, que se celebrará en los primeros días de mayo, reúne a cardenales menores de 80 años para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el 21 de abril. Con 133 electores, el próximo Papa necesitará al menos 89 votos para alcanzar la mayoría de dos tercios requerida, un umbral que complica las negociaciones entre las distintas corrientes eclesiales.
La ausencia de estos cardenales no solo reduce el número de votantes, sino que también podría desequilibrar las alianzas. Cañizares, nombrado cardenal por Benedicto XVI, y Puljić, elevado por Juan Pablo II, representan una visión más tradicional dentro de la Iglesia, lo que podría favorecer a candidatos progresistas cercanos a las reformas de Francisco.
El Colegio Cardenalicio, compuesto por 252 miembros, refleja la diversidad global de la Iglesia. Europa sigue siendo el continente más representado con 53 electores, seguida por América con 37 y Asia con 23. Italia lidera con 17 cardenales, mientras que España, tras la baja de Cañizares, queda con cuatro electores.
La elección del nuevo Papa es un momento decisivo para los más de mil millones de católicos en el mundo. Las congregaciones generales, reuniones previas al cónclave, ya están en marcha para discutir los desafíos de la Iglesia, desde la secularización hasta las tensiones internas entre conservadores y reformistas.
La incertidumbre sobre la participación de otro cardenal, Angelo Becciu, añade más complejidad. Condenado por irregularidades financieras, Becciu busca reintegrarse al cónclave, pero su destino depende de una decisión del Colegio Cardenalicio, lo que podría generar nuevas controversias.
Este cónclave, uno de los más concurridos de la historia, promete ser un reflejo de las profundas divisiones dentro de la Iglesia. La ausencia de figuras clave y la diversidad de los electores podrían prolongar las votaciones, mientras el mundo observa con atención quién liderará el futuro del catolicismo.

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El cónclave en crisis: dos cardenales abandonan por salud y cambian el rumbo de la elección papal
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