La inseguridad en el transporte público de la Ciudad de México no da tregua. Este lunes, se reportaron dos nuevos casos de pinchazos a usuarios en el Metro y el Metrobús, sumándose a una preocupante lista de agresiones que ya alcanza los 22 incidentes. Las autoridades parecen incapaces de frenar esta ola de ataques que mantiene a los capitalinos en alerta.
El primer caso ocurrió en la estación Pino Suárez de la Línea 1 del Metro. Un joven de 21 años, identificado como Ulises, denunció haber sentido un piquete en la espalda baja mientras descendía del andén. Minutos después, comenzó a experimentar malestares que lo obligaron a pedir ayuda. Elementos de la Policía Bancaria e Industrial acudieron al lugar, pero el presunto agresor, descrito como un hombre de unos 35 años con cubrebocas, ya había escapado.
Horas más tarde, en la estación San Juan de Aragón de la Línea 5 del Metrobús, otro usuario reportó un incidente similar. Un hombre de 20 años sintió un piquete mientras realizaba un transbordo. Los malestares no tardaron en aparecer, y personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas lo atendió de inmediato. Ambos casos fueron canalizados a hospitales para realizar estudios toxicológicos.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana, encabezada por Pablo Vázquez, confirmó que los casos de pinchazos han escalado a 22 en las últimas semanas. De los 15 análisis toxicológicos realizados hasta ahora, dos han dado positivo a estupefacientes, aunque las autoridades no han aclarado si estas sustancias están directamente relacionadas con los ataques. La falta de respuestas concretas genera más incertidumbre entre los usuarios.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, a cargo de Bertha Alcalde Luján, insiste en que no hay evidencia de intentos de secuestro o agresiones sexuales en estos casos. Sin embargo, dos de las denuncias previas sí están vinculadas a posibles robos, lo que apunta a un modus operandi que aprovecha la vulnerabilidad de las víctimas tras los pinchazos. La opacidad en las investigaciones solo alimenta la desconfianza.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro y el Metrobús han activado protocolos de atención, pero estos parecen insuficientes. Se recomienda a los usuarios jalar la palanca de emergencia en caso de sentir un pinchazo o malestar, pero muchos se preguntan por qué no hay mayor presencia policial en estaciones y vagones. La vigilancia con cámaras también parece fallar en identificar a los responsables.
Los síntomas reportados por las víctimas incluyen mareos, debilidad, somnolencia y, en algunos casos, dificultad para hablar. Estos efectos, que sugieren el uso de sedantes, han generado temor entre los usuarios, especialmente mujeres, quienes representan la mayoría de las víctimas. La falta de detenciones mantiene a los agresores en las sombras.
La ciudadanía exige medidas urgentes. Mientras tanto, el gobierno de la Ciudad de México se limita a repetir que los casos están bajo investigación. La pregunta que resuena en las redes y en las calles es clara: ¿hasta cuándo seguirá esta pesadilla en el transporte público? Los capitalinos merecen viajar sin miedo, pero la realidad apunta a un sistema desbordado por la inseguridad.

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Dos nuevos casos de pinchazos en el transporte público de la CDMX: Metro y Metrobús bajo la lupa
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