Un nuevo episodio de violencia sacude al Estado de México. En Jiquipilco, un intento de linchamiento dejó dos personas muertas y una más gravemente herida, tras ser señalados como presuntos ladrones. La gobernadora Delfina Gómez, de Morena, salió a pronunciarse en contra de estos actos, pero su mensaje genera más dudas que certezas sobre el control de la inseguridad en la entidad.
El viernes por la noche, en la comunidad de Rancho Colorado, cerca de 300 pobladores se reunieron para tomar justicia por su propia cuenta. Acusaron a dos hombres y una mujer de intentar robar 110 mil pesos en una vivienda. La turba, enfurecida, no solo golpeó a los sospechosos, sino que incendió un taxi que, según ellos, era usado por los presuntos delincuentes.
El saldo es devastador: dos de los señalados perdieron la vida, mientras que una mujer permanece en estado crítico. La policía estatal y municipal lograron rescatar a la sobreviviente, pero la escena dejó en evidencia la falta de confianza en las autoridades y el descontrol que impera en algunas zonas del estado.
Delfina Gómez, en un mensaje público, condenó el linchamiento y llamó a la población a evitar la justicia por propia mano. Según la gobernadora, su administración trabaja en promover valores entre la juventud y fortalecer las instituciones judiciales. Sin embargo, estos discursos contrastan con la realidad de un estado donde los ciudadanos, hartos de la inseguridad, recurren a medidas extremas.
La pregunta que queda en el aire es clara: ¿qué está fallando en el gobierno de Morena en el Edomex? Los linchamientos no son un hecho aislado. En los últimos años, casos similares han ocurrido en diferentes municipios, reflejando una crisis de seguridad que las autoridades no logran contener.
Gómez insistió en que la solución está en confiar en las instituciones, pero las cifras pintan otro panorama. El Estado de México sigue siendo una de las entidades con mayores índices de delitos como robo, extorsión y homicidio. Los pobladores de Jiquipilco, como muchos otros, parecen haber perdido la fe en un sistema que no les garantiza protección.
La gobernadora anunció que habrá acciones para prevenir estos incidentes, pero no dio detalles concretos. Mientras tanto, la población sigue a la espera de medidas efectivas que devuelvan la tranquilidad a las comunidades. Los discursos de buenas intenciones no bastan cuando la violencia se desborda en las calles.
Este caso pone en evidencia un problema estructural que va más allá de Jiquipilco. La falta de presencia policial, la lentitud de la justicia y la desesperación ciudadana son un caldo de cultivo para este tipo de tragedias. El gobierno de Delfina Gómez tiene un reto enorme por delante, y el tiempo para actuar se agota.

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Delfina Gómez condena linchamiento en Jiquipilco: ¿hasta cuándo la justicia por propia mano?
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