En la Ciudad del Vaticano, los cardenales se preparan para un cónclave que, según sus propias palabras, será breve. Con el inicio programado para el 7 de mayo, la mayoría apuesta por una elección que no superará los tres días. Este proceso busca al sucesor del papa Francisco, fallecido recientemente, y las expectativas están puestas en un desenlace ágil.
El cardenal Raphael Sako, patriarca de los caldeos, expresó confianza en la rapidez del proceso. Al entrar a la sexta congregación general, afirmó que tiene claro su voto y percibe un ambiente de fraternidad entre los cardenales. Sus palabras reflejan un consenso entre los purpurados sobre la necesidad de actuar con responsabilidad y evitar retrocesos.
Por su parte, el cardenal argentino Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, también espera una elección pronta. Aunque no todos comparten esta visión, la mayoría de los comentarios apuntan a un cónclave eficiente. El salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, a pesar de no participar por su edad, reforzó esta idea al señalar que el ambiente sugiere un proceso corto.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. El cardenal sueco Anders Arborelius advirtió que el cónclave podría extenderse debido a la presencia de muchos cardenales nuevos que aún no se conocen bien. Esta opinión, aunque minoritaria, destaca la diversidad del grupo de 133 electores provenientes de 71 países.
El cardenal italiano Gualtiero Bassetti, quien no votará por tener más de 80 años, insistió en la unidad entre los cardenales. En declaraciones al diario Corriere della Sera, afirmó que esta cohesión favorecerá un cónclave breve. Las reuniones preparatorias continuarán toda la semana, salvo el 1 de mayo y el domingo, para afinar los detalles.
Históricamente, los cónclaves han variado en duración. El más largo, que eligió a Gregorio X en 1272, duró 18 meses y llevó a medidas extremas, como encerrar a los cardenales y reducir sus raciones de comida. De ahí proviene el término “cónclave”, que significa “bajo llave”. En contraste, el más breve, en 1503, duró apenas diez horas.
En el siglo XX, los cónclaves fueron generalmente cortos. Por ejemplo, Juan Pablo I fue elegido en dos días en 1978, mientras que Juan Pablo II necesitó cuatro días. Más recientemente, Benedicto XVI y Francisco fueron elegidos en dos días y 36 horas, respectivamente, lo que refuerza la expectativa de un proceso rápido.
Las normas actuales estipulan que, si no hay acuerdo tras tres días, se debe hacer una pausa para oración y consultas. Los cardenales parecen decididos a evitar esta interrupción, buscando un candidato que logre los dos tercios necesarios, es decir, 87 votos de los 133 electores.
La diversidad geográfica del colegio cardenalicio, con una notable presencia de cardenales de Asia, África y América Latina, marca este cónclave como el más internacional de la historia. Esto podría influir en la elección de un Papa que represente una Iglesia más global.
Mientras las congregaciones generales avanzan, el mundo observa con atención. La fumata blanca, que anunciará al nuevo Papa, es esperada con expectación en los próximos días, en un proceso que combina tradición, fe y una compleja dinámica de consensos.

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Cardenales anticipan un cónclave rápido para elegir al nuevo Papa
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