La Cámara de Diputados dio luz verde a las reformas que impulsan el ambicioso proyecto del tren de pasajeros Monterrey-Saltillo, una iniciativa clave del gobierno de Claudia Sheinbaum. Este martes, los legisladores aprobaron el dictamen que busca modernizar el sistema ferroviario del país, con el tramo Saltillo-Monterrey-Nuevo Laredo como uno de los protagonistas. Pero, como siempre, las decisiones del gobierno federal no llegan sin controversia.
El proyecto, que promete conectar el norte de México con un tren rápido capaz de alcanzar los 170 kilómetros por hora, es parte de un plan más amplio para revitalizar el transporte ferroviario. Según el diputado federal Víctor Pérez, del PAN, la construcción arrancará en julio y se espera que concluya en 2027. Sin embargo, las cifras detrás de esta obra han levantado cejas: se habla de una inversión de 157 mil millones de pesos para todos los trenes del país, aunque no está claro cuánto se destinará específicamente a este tramo.
El tren Monterrey-Saltillo no solo busca mejorar la movilidad, sino también integrarse con el sistema de Metro de Nuevo León. Samuel García, gobernador del estado, ha destacado que el tren se conectará con la Línea 4 del Metro, beneficiando a los habitantes de García y Santa Catarina. Tres estaciones están planeadas: una en Salinas Victoria, otra en la avenida Madero y una tercera en San Jerónimo, cerca de Díaz Ordaz. Todo suena prometedor, pero los detalles financieros y logísticos aún son un misterio.
Mientras Morena y sus aliados celebran este avance, las críticas no se han hecho esperar. Diputados de oposición, como Patricia Flores Elizondo de Movimiento Ciudadano, han señalado que el presupuesto federal prioriza megaobras como esta, dejando de lado sectores cruciales como la salud y el medio ambiente. La austeridad marca el gobierno de Sheinbaum, pero ¿está realmente invirtiendo en lo que el país necesita o solo en proyectos vistosos para ganar aplausos?
Otro punto que genera dudas es el déficit proyectado para 2025, estimado en 1.17 billones de pesos. Según la diputada priista Paloma Domínguez, esto podría disparar la deuda pública al 54.4% del PIB, un riesgo que el oficialismo parece ignorar. Con el 80% del presupuesto ya comprometido en transferencias y pagos de deuda, la pregunta es si el tren será una solución real o un lujo que México no puede permitirse.
Por su parte, el gobierno federal defiende la obra como un pilar para el desarrollo económico y la prosperidad compartida. La presidenta de la Comisión de Presupuesto, Merilyn Gómez Pozos, de Morena, aseguró que el proyecto generará empleo, consumo y bienestar. Sin embargo, la opacidad en los costos y los plazos hace que muchos ciudadanos se pregunten si los beneficios prometidos llegarán a tiempo o se quedarán en buenas intenciones.
En Nuevo León, las expectativas son altas. El tren no solo promete reducir los tiempos de traslado, sino también aliviar el tráfico en la congestionada autopista Monterrey-Saltillo, conocida por sus accidentes y problemas de seguridad. Sin embargo, la carretera sigue siendo un dolor de cabeza, y los ciudadanos exigen soluciones inmediatas mientras el tren sigue siendo solo un plan en papel.
El proyecto del tren Monterrey-Saltillo es, sin duda, una apuesta ambiciosa. Pero en un país donde las promesas políticas suelen quedarse cortas, la ciudadanía espera que esta vez las cosas sean diferentes. Mientras tanto, la polémica sigue: ¿es este el momento de invertir en trenes o deberíamos enfocarnos en problemas más urgentes? El tiempo, y los resultados, tendrán la última palabra.

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¡APRUEBAN REFORMAS PARA EL TREN MONTERREY-SALTILLO! EL PROYECTO FEDERAL AVANZA, PERO ¿A QUÉ COSTO?
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