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¡Alerta sanitaria en México! El gusano barrenador regresa y pone en jaque al gobierno y la economía ganadera

El gusano barrenador, una plaga que se creía erradicada en México desde 1991, ha resurgido con fuerza desde 2024, afectando al sector ganadero y encendiendo las alarmas en el país. Este parásito, causado por las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, se alimenta del tejido vivo de animales de sangre caliente, causando graves daños al ganado y pérdidas millonarias. El gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta críticas por su lenta reacción ante esta crisis que amenaza la economía rural.
El problema comenzó a finales de 2023, cuando países centroamericanos como Panamá y Costa Rica reportaron miles de casos. En México, el primer caso se detectó en noviembre de 2024 en Catazajá, Chiapas, en un cargamento de ganado proveniente del extranjero. Desde entonces, los contagios se han disparado, con más de 400 brotes activos reportados en estados como Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. La falta de controles sanitarios en la frontera sur, donde el contrabando de ganado es un problema constante, ha sido señalada como una de las principales causas.
El impacto económico es devastador. México, uno de los principales proveedores de ganado para Estados Unidos, vio suspendidas sus exportaciones en noviembre de 2024 tras la detección del primer caso. Aunque las exportaciones se reanudaron en febrero de 2025 con estrictos protocolos, como la aplicación de ivermectina al ganado, la producción sigue limitada. Estados como Chihuahua y Sonora, que dependen de estas exportaciones, reportan pérdidas semanales de millones de dólares.
La respuesta del gobierno federal ha sido objeto de duras críticas. Mientras el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, asegura que se han implementado medidas de control, ganaderos y expertos denuncian que las acciones son insuficientes. La falta de un plan integral para contener la plaga, sumada a la porosidad de la frontera con Guatemala y Belice, ha permitido que el gusano barrenador se extienda rápidamente por el sureste mexicano.
La situación se agravó con la confirmación, en abril de 2025, del primer caso humano de miasis por gusano barrenador en una mujer de 77 años en Chiapas. Aunque las autoridades sanitarias aseguran que el riesgo para humanos es bajo, este caso ha generado preocupación entre la población y ha puesto en evidencia las fallas en los sistemas de vigilancia epidemiológica. La Secretaría de Salud ha emitido alertas, pero la confianza en las instituciones está en entredicho.
Estados Unidos ha incrementado la presión sobre México. La secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, amenazó con volver a cerrar la frontera a las importaciones de ganado si no se intensifican las medidas contra la plaga antes del 30 de abril de 2025. Esta advertencia ha escalado las tensiones bilaterales, con el gobierno de Sheinbaum defendiendo su postura de “cooperación sin subordinación”, aunque sin resultados claros hasta el momento.
El contrabando de ganado, vinculado al crimen organizado, es otro factor que complica la situación. Según investigaciones, grupos como el Cártel de Sinaloa utilizan estas rutas para lavar dinero, introduciendo animales sin controles sanitarios que propagan la plaga. Las autoridades mexicanas han sido criticadas por no cerrar la frontera sur al comercio de ganado, una medida que los ganaderos han exigido desde el inicio de la crisis.
A pesar de los esfuerzos por contener la plaga, como la dispersión de moscas estériles y la capacitación de productores, los resultados son limitados. La Organización Mundial de Sanidad Animal reporta cientos de casos en México, afectando no solo al ganado, sino también a especies como ovejas, caballos y perros. La biodiversidad también está en riesgo, ya que animales silvestres pueden ser víctimas de esta plaga.
La crisis del gusano barrenador pone en evidencia los desafíos de un gobierno que parece rebasado por la magnitud del problema. Mientras los ganaderos enfrentan pérdidas y la población teme por su seguridad sanitaria, la falta de coordinación y la negligencia en la frontera sur siguen alimentando esta emergencia. México enfrenta un reto que no solo afecta su economía, sino también su credibilidad internacional.

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