El Gobierno de Jalisco ha anunciado un ambicioso plan para construir un nuevo acueducto que conecte el Lago de Chapala con la Zona Metropolitana de Guadalajara. La iniciativa, impulsada por el gobernador Pablo Lemus, busca garantizar el abasto de agua en una región que enfrenta crecientes problemas de suministro. Sin embargo, el proyecto no está exento de dudas y críticas.
El actual acueducto Chapala-Guadalajara, construido en 1986 y operativo desde 1991, abastece cerca del 60 por ciento del agua que consume la metrópoli. Con más de tres décadas de uso, esta infraestructura está deteriorada, lo que provoca pérdidas de agua por evaporación, filtraciones y hasta robos. La Secretaría de Gestión Integral del Agua asegura que el nuevo acueducto no extraerá más agua del lago, sino que optimizará la concesión actual de 7.5 metros cúbicos por segundo.
El titular de la Secretaría, Ernesto Marroquín, explicó que el objetivo es modernizar el sistema de bombeo y conducción para hacerlo más eficiente. Según las autoridades, el proyecto reducirá los costos operativos del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), que actualmente gasta grandes sumas en mantener el viejo acueducto. El presupuesto estimado para la obra asciende a 6 mil 500 millones de pesos.
La construcción del acueducto, que podría tomar tres años y medio, ya está en fase de planeación. El Gobierno de Jalisco se reunió con el director de Banobras, Jorge Mendoza, para presentar el proyecto y buscar financiamiento. Se espera que la licitación para el diseño ejecutivo se lance en los próximos meses, aunque aún no hay un calendario definido.
El Lago de Chapala, principal fuente de agua para Guadalajara, enfrenta sus propios desafíos. Actualmente, está al 53 por ciento de su capacidad, lo que genera preocupación entre los habitantes de la región. Las autoridades insisten en que el nuevo acueducto no afectará los niveles del lago, pero los críticos advierten que cualquier error en la gestión del agua podría agravar la situación.
Organizaciones ambientalistas y comunidades locales han expresado su escepticismo. En el pasado, proyectos similares, como el segundo acueducto propuesto en 2011, fueron descartados por oposición social y falta de recursos. Los detractores temen que la nueva infraestructura beneficie más a desarrollos urbanos que a la población en general.
El proyecto también llega en un contexto de presión hídrica. La Zona Metropolitana de Guadalajara, con más de cinco millones de habitantes, enfrenta un crecimiento poblacional que aumenta la demanda de agua. Según estimaciones, para 2030 la ciudad necesitará casi el doble de lo que actualmente extrae de Chapala.
Por ahora, el gobierno estatal apuesta por la transparencia y la vigilancia para garantizar que el proyecto cumpla con su propósito. Se ha propuesto instalar sistemas de monitoreo en la planta de bombeo para evitar extracciones excesivas. Sin embargo, la historia de proyectos inconclusos en Jalisco, como la presa El Zapotillo, hace que muchos duden de las promesas oficiales.
La modernización del acueducto podría ser un paso clave para resolver los problemas de agua en Guadalajara, pero su éxito dependerá de una ejecución eficiente y de la confianza de la ciudadanía. Mientras tanto, los habitantes de la metrópoli siguen enfrentando cortes de agua y baja presión en sus hogares.

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Nuevo acueducto en Jalisco: ¿Solución real o proyecto a medias para Guadalajara?
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