El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio la bienvenida a los Philadelphia Eagles en la Casa Blanca para celebrar su triunfo en el Super Bowl LIX. El equipo, que derrotó a los Kansas City Chiefs por 40-22 el pasado 9 de febrero en Nueva Orleans, fue reconocido en una ceremonia que marcó un momento significativo para la franquicia.
La visita, realizada el 28 de abril, cumplió con una tradición estadounidense en la que los campeones de las principales ligas deportivas son recibidos por el presidente. Los Eagles, liderados por su entrenador Nick Sirianni y el quarterback Jalen Hurts, fueron el centro de atención en un evento que reunió a jugadores, cuerpo técnico y funcionarios.
Trump, quien asistió al Super Bowl en el Caesars Superdome, expresó su admiración por el desempeño del equipo. Durante la ceremonia, destacó la habilidad de los Eagles y su contundente victoria, que puso fin al sueño de los Chiefs de lograr un tercer título consecutivo.
Esta visita contrasta con lo ocurrido en 2018, cuando los Eagles, tras ganar el Super Bowl LII, declinaron la invitación de Trump. En aquella ocasión, tensiones relacionadas con protestas durante el himno nacional llevaron a la cancelación del evento. Este año, el equipo aceptó la invitación con entusiasmo, según informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El ambiente en la Casa Blanca fue festivo, con los jugadores luciendo sus uniformes verdes y el trofeo Vince Lombardi como protagonista. Jalen Hurts, figura clave en la victoria, fue elogiado por su liderazgo en el campo, mientras que Saquon Barkley también recibió menciones por su contribución al éxito del equipo.
La ceremonia incluyó un breve discurso de Trump, quien bromeó sobre su preferencia inicial por los Chiefs, pero reconoció el dominio de los Eagles. Además, el presidente anunció que los Kansas City Chiefs también serán invitados próximamente para conmemorar su victoria en el Super Bowl LIV de 2020, pospuesta por la pandemia.
La relación entre Trump y la NFL ha sido compleja. Durante su primer mandato, el presidente criticó a jugadores que se arrodillaban durante el himno como protesta contra el racismo. Sin embargo, esta visita sugiere un intento de reconciliación con la liga, especialmente tras su asistencia al Super Bowl, un hecho histórico para un presidente en funciones.
Para los aficionados de los Eagles, esta visita representa un momento de orgullo. La ciudad de Filadelfia, conocida por su apasionada base de seguidores, celebró el reconocimiento al equipo, que consolidó su lugar en la historia de la NFL con esta segunda corona.
El evento también atrajo atención por la presencia de otras figuras deportivas y políticas, aunque el foco permaneció en los campeones. La Casa Blanca se convirtió en el escenario perfecto para cerrar con broche de oro la temporada de los Eagles.
Con esta ceremonia, los Philadelphia Eagles no solo celebraron su victoria, sino que reforzaron su legado como uno de los equipos más destacados de la NFL, bajo la mirada de un presidente que, esta vez, les abrió las puertas de su residencia oficial.