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Trump asegura que EU detuvo al 99.9% de migrantes en la frontera: ¿Realidad o exageración?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que su administración ha detenido al 99.9% de las personas que intentaron cruzar ilegalmente la frontera con México. Según sus declaraciones, solo tres individuos habrían logrado ingresar al país de manera irregular. Esta cifra, presentada como un logro histórico, ha generado dudas sobre su veracidad y el contexto detrás de los números.
En un evento público, Trump destacó que esta es “la mejor cifra jamás registrada” en materia de control migratorio. Sus palabras buscan reforzar la narrativa de una frontera bajo control, un tema central de su segundo mandato. Sin embargo, no proporcionó detalles sobre el periodo al que corresponden estos datos ni cómo fueron calculados, lo que ha levantado cuestionamientos.
Las autoridades migratorias estadounidenses han reportado una disminución significativa en los cruces fronterizos desde que Trump asumió la presidencia en enero de 2025. En marzo, la Patrulla Fronteriza registró poco más de 7,000 detenciones, una caída del 95% en comparación con el mismo mes de 2024. Esta reducción se atribuye a políticas más estrictas y a la militarización de la frontera.
A pesar de las cifras, expertos señalan que el flujo migratorio no se detiene por completo. La mayoría de los migrantes detenidos en marzo eran mexicanos, lo que refleja un cambio en los patrones migratorios. Factores como la violencia en México han desplazado a los centroamericanos como los principales solicitantes de ingreso a Estados Unidos.
La retórica de Trump ha sido clave en su estrategia migratoria. Anuncios como el de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que amenazó con “cazar” a los migrantes, han generado temor y reducido los intentos de cruce. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos critican estas políticas por considerarlas violatorias de los derechos de los solicitantes de asilo.
Amnistía Internacional ha advertido que las medidas de Trump dificultan el acceso al asilo y exponen a los migrantes a peligros en la frontera. Además, persisten las preocupaciones sobre la capacidad de Estados Unidos para ejecutar deportaciones masivas, dado que el presupuesto actual limita las detenciones a unas 41,000 personas simultáneamente.
En México, la respuesta del gobierno ha sido mesurada. La presidenta Claudia Sheinbaum ha propuesto legislar contra la propaganda antimigrante, como el spot de Noem. Mientras tanto, los albergues en la frontera norte mexicana reportan saturación, y muchos migrantes optan por regresar al sur del país ante el temor de ser deportados.
A pesar de la narrativa de control total, algunos migrantes persisten en su intento de cruzar. Testimonios desde albergues en México reflejan una determinación por alcanzar el “sueño americano”, incluso frente a las políticas más duras. La violencia y la falta de oportunidades en sus países de origen siguen siendo los principales impulsores de la migración.
El impacto de estas políticas no solo se siente en la frontera. En Estados Unidos, comunidades migrantes viven con incertidumbre, mientras que en México, los costos de atender a los repatriados y a quienes esperan en la frontera recaen en los gobiernos locales. La dinámica migratoria sigue siendo un desafío complejo para ambos países.
Por ahora, las declaraciones de Trump refuerzan su imagen de mano dura, pero la realidad en la frontera es más matizada. Aunque los números de detenciones han disminuido, el fenómeno migratorio persiste, y las soluciones a largo plazo siguen siendo un tema pendiente en la agenda bilateral.

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