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Periodistas desplazados por la violencia alzan la voz en la Fiesta del Libro y la Rosa en CDMX

En un México donde la libertad de prensa enfrenta amenazas constantes, periodistas desplazados por la violencia narraron sus desgarradoras historias durante la Fiesta del Libro y la Rosa 2025, celebrada en la Ciudad de México. El evento, organizado por la UNAM, sirvió como un espacio para visibilizar la crisis que viven los comunicadores que han tenido que abandonar sus hogares para salvar sus vidas.
José Méndez, un reportero que cubría la nota roja en Playa del Carmen, Quintana Roo, relató cómo las amenazas de muerte por parte de grupos criminales lo obligaron a huir a la capital. Las advertencias no solo iban dirigidas a él, sino también a su familia, lo que lo llevó a tomar la dolorosa decisión de dejar todo atrás. Su testimonio refleja el miedo y la incertidumbre que enfrentan quienes se atreven a informar en zonas controladas por el crimen organizado.
Por su parte, María Elena, una periodista de Guerrero, compartió cómo su trabajo investigando la colusión entre autoridades y narcotraficantes la convirtió en blanco de intimidaciones. Tras recibir mensajes que ponían en riesgo a sus hijos, decidió trasladarse a la Ciudad de México, donde ahora vive con el peso de la distancia de su familia y la lucha por seguir informando. Su historia pone en evidencia la falta de protección para quienes ejercen el periodismo en regiones asediadas por la violencia.
La organización Periodistas Víctimas de Desplazamiento Interno Forzado en México, presente en el evento, denunció que al menos 40 comunicadores han sido forzados a desplazarse desde 2013. Los estados más afectados son Guerrero, Chihuahua, Sinaloa, Quintana Roo, Tamaulipas y Oaxaca, donde la impunidad y la connivencia entre autoridades y delincuentes agravan la situación. Estas cifras muestran una realidad alarmante que el gobierno federal no ha sabido atender.
Durante el encuentro, los asistentes escucharon también el caso de Ana Laura, una periodista de Veracruz que investigaba casos de desapariciones forzadas. Tras ser amenazada y sufrir un atentado contra su vehículo, tuvo que abandonar su ciudad y su trabajo. Ahora, en la Ciudad de México, enfrenta dificultades económicas y emocionales, pero insiste en que no dejará de alzar la voz. Su valentía resalta la resiliencia de quienes se niegan a ser silenciados.
La Fiesta del Libro y la Rosa no solo fue un espacio para compartir estas historias, sino también para exigir justicia y protección. Los periodistas desplazados pidieron al gobierno federal y a las autoridades locales implementar medidas efectivas para garantizar su seguridad y la de sus familias. Sin embargo, la respuesta gubernamental sigue siendo insuficiente, dejando a los comunicadores en un estado de vulnerabilidad constante.
El evento también incluyó la presentación de un informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, que destaca la falta de un marco normativo para atender el desplazamiento forzado de periodistas. Este vacío legal agrava la crisis, especialmente para mujeres y comunicadores indígenas, quienes enfrentan discriminación y mayores riesgos al ejercer su labor.
Las historias compartidas en la UNAM son un recordatorio de que el periodismo en México se ejerce bajo amenaza constante. Mientras el crimen organizado y la impunidad sigan imperando, los periodistas seguirán pagando un precio muy alto por informar la verdad. La Fiesta del Libro y la Rosa 2025 dejó claro que su lucha no termina, pero también que la sociedad debe sumarse para exigir un cambio.

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