En Apatzingán, Michoacán, una asamblea informativa sobre la elección del Poder Judicial terminó en caos. Ciudadanos indignados irrumpieron en el evento, exigiendo soluciones inmediatas a la ola de violencia que azota la región. El hartazgo de los habitantes se hizo evidente ante la falta de respuestas concretas de las autoridades.
El evento, organizado para explicar el proceso electoral judicial de 2025, se vio opacado por protestas. Los asistentes, muchos de ellos víctimas directas o indirectas de la inseguridad, alzaron la voz contra el gobierno municipal y estatal. Acusaron a las autoridades de Morena de ignorar la gravedad de la situación en Tierra Caliente.
Michoacán vive una crisis de violencia sin precedentes. En Apatzingán, los enfrentamientos entre cárteles como el Jalisco Nueva Generación, Los Viagras y Los Caballeros Templarios han dejado un saldo de muertos, desaparecidos y comunidades desplazadas. Solo en abril, se reportaron 43 vehículos incendiados y 20 bloqueos carreteros tras operativos militares.
Los ciudadanos denunciaron que las extorsiones a productores, comerciantes y transportistas son el pan de cada día. La economía local, basada en el limón y otros cultivos, está al borde del colapso. Los manifestantes señalaron que el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla no ha implementado estrategias efectivas para frenar a los grupos criminales.
Durante la asamblea, las consignas se centraron en la inacción de las autoridades. Los habitantes exigieron que el gobierno estatal y federal dejen de minimizar el problema. También cuestionaron la capacidad de las fuerzas de seguridad para garantizar paz en un municipio donde incluso las patrullas han sido baleadas.
La interrupción del evento refleja el nivel de desesperación en Apatzingán. Los ciudadanos no solo piden seguridad, sino también justicia para las víctimas de la violencia. La elección judicial, que debería ser un paso hacia la transparencia, quedó en segundo plano frente a la emergencia que viven día a día.
Las autoridades locales, encabezadas por el morenista José Luis Cruz Lucatero, no emitieron comentarios tras el incidente. La falta de respuesta ha avivado las críticas hacia un gobierno municipal que parece rebasado por la magnitud del problema. Los habitantes aseguran que no descansarán hasta ver resultados concretos.
La situación en Michoacán es un reflejo de la crisis de inseguridad que atraviesa el país. Mientras el gobierno federal presume avances en su estrategia de seguridad, regiones como Apatzingán viven bajo el temor constante. La pregunta que resuena es cuánto más tendrán que esperar los ciudadanos para recuperar la paz.

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Violencia desata caos en Apatzingán: ciudadanos revientan asamblea judicial y exigen alto a la inseguridad
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