En una jornada cargada de emoción, miles de argentinos se reunieron en Buenos Aires para despedir al papa Francisco, el hijo pródigo de la ciudad que marcó la historia de la Iglesia católica. La capital argentina vibró con vigilias, misas y una procesión que recorrió los lugares más significativos en la vida de Jorge Bergoglio, mientras el Vaticano celebraba su funeral.
Desde la madrugada, fieles con velas iluminaron la Plaza de Mayo, frente a la Catedral Metropolitana, desafiando una tormenta que azotó la ciudad. La lluvia no detuvo a los devotos, quienes se congregaron para rendir homenaje al pontífice que falleció a los 88 años, tras un colapso cardiovascular y un derrame cerebral.
El acto central comenzó a las 10 de la mañana, con una misa exequial presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva. Miles de personas, entre fieles, políticos y diplomáticos, llenaron el lugar. García Cuerva, visiblemente conmovido, describió a Francisco como “el padre de todos” y destacó su liderazgo global, que aún resuena en los corazones de millones.
“Se murió el padre de todos, lloramos porque no terminamos de dimensionar su impacto”, expresó el arzobispo durante la homilía. Sus palabras reflejaron el dolor colectivo de una nación que vio en Francisco un símbolo de humildad, justicia y cercanía con los más necesitados.
La jornada incluyó una procesión por seis sitios emblemáticos de la vida de Bergoglio, como la Casa Mamá Antula y el Hospital Borda, donde su labor pastoral dejó huella. Cientos de personas, muchas provenientes de las villas más humildes, caminaron en silencio, portando pancartas con frases célebres del papa, como “recen por mí”.
Pantallas gigantes instaladas en el centro de Buenos Aires transmitieron en vivo el funeral desde el Vaticano, donde líderes mundiales despidieron al pontífice. En Argentina, el contraste entre la solemnidad global y la calidez local marcó la despedida, con un almuerzo comunitario en Plaza de Mayo bajo el lema “compartimos la mesa”.
El legado de Francisco, centrado en los pobres y los marginados, fue recordado por quienes lo conocieron de cerca. “Nos enseñó a mirar a los descartados de la sociedad”, dijo un sacerdote de la Catedral, mientras los fieles depositaban flores y cartas en su honor.
La ausencia de representantes del gobierno nacional, incluido el presidente Javier Milei, fue notoria en la misa. Solo autoridades locales, como el jefe de gobierno porteño Jorge Macri, asistieron, en un gesto que algunos interpretaron como una señal de distancia con el Vaticano.
A pesar de las tensiones políticas, el pueblo argentino se unió en un abrazo simbólico. La peregrinación, llamada “Pacto de amor a Francisco”, cerró la jornada con un mensaje de unidad y compromiso con los valores que el papa defendió hasta su último día.
Buenos Aires, cuna de Jorge Bergoglio, se despidió de su pastor con el corazón en la mano, recordando a un hombre que, desde el fin del mundo, cambió la historia de la fe y dejó un legado imborrable.

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Un adiós que conmueve al mundo: Buenos Aires despide al papa Francisco en una jornada inolvidable
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