La Organización de las Naciones Unidas ha expresado su profunda preocupación por el aumento de la violencia en Darfur del Norte, Sudán, donde al menos 481 civiles han perdido la vida desde abril de este año. Los enfrentamientos entre las Fuerzas de Apoyo Rápido y las Fuerzas Armadas Sudanesas han intensificado una crisis que pone en riesgo a miles de personas en la región.
Según informes de la ONU, la ciudad de El Fasher, capital de Darfur del Norte, se encuentra bajo un asedio que ha generado un desplazamiento masivo de civiles. Los ataques indiscriminados han destruido hogares, escuelas y hospitales, dejando a la población sin acceso a servicios básicos. La situación es especialmente grave en los campamentos de desplazados, donde la violencia ha alcanzado niveles críticos.
La ONU ha documentado que, además de las muertes, miles de personas han sido heridas y otras han sido víctimas de violencia sexual. Los combates han obligado a familias enteras a huir en busca de seguridad, pero las restricciones en las rutas de escape complican su salida. Muchos civiles están atrapados en zonas de conflicto sin posibilidad de recibir ayuda.
Los organismos humanitarios enfrentan enormes dificultades para llegar a las comunidades afectadas. La ONU ha señalado que las restricciones impuestas por las autoridades sudanesas y la inseguridad en las carreteras han detenido los convoyes de ayuda. Esto ha exacerbado la crisis alimentaria, con millones de personas en riesgo de hambruna en todo el país.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha calificado la situación como desesperada. Türk ha denunciado la brutalidad de los ataques, que incluyen crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos. La falta de rendición de cuentas por estos actos perpetúa un ciclo de violencia que lleva años afectando a Sudán.
La región de Darfur ha sido escenario de conflictos étnicos y políticos durante décadas. Los enfrentamientos actuales reflejan tensiones históricas entre comunidades, agravadas por la lucha de poder entre los líderes militares sudaneses. La ONU ha instado a las partes en conflicto a respetar el derecho internacional y proteger a los civiles.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, como los liderados por el enviado especial de la ONU para Sudán, Ramtane Lamamra, no se vislumbra una solución inmediata. Lamamra ha advertido que un ataque a gran escala contra El Fasher podría tener consecuencias devastadoras para la población civil, que ya vive en condiciones extremas.
La comunidad internacional ha sido llamada a actuar con urgencia para evitar una catástrofe humanitaria. La ONU ha solicitado fondos para atender la crisis, pero hasta ahora solo ha recibido una fracción de los 2.7 mil millones de dólares necesarios. Mientras tanto, los civiles en Darfur del Norte siguen enfrentando una realidad de miedo y desamparo.
La guerra en Sudán, que comenzó en abril de 2023, ha desplazado a más de diez millones de personas, la mitad de ellos niños. La crisis de hambre afecta a 26 millones de sudaneses, lo que la convierte en la mayor emergencia alimentaria del mundo, según organizaciones humanitarias. Darfur del Norte es uno de los epicentros de este sufrimiento.
El panorama en Darfur del Norte es desolador, y la ONU insiste en la necesidad de un alto al fuego para permitir la entrega de ayuda y proteger a los civiles. Sin una acción coordinada y efectiva, la región podría enfrentar una tragedia aún mayor en los próximos meses.

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La ONU alerta por la escalada de violencia en Darfur del Norte: al menos 481 civiles asesinados desde abril
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