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Horror en Culiacán: cuerpos decapitados frente a iglesia evidencian crisis de violencia

La Diócesis de Culiacán alzó la voz con indignación tras el macabro hallazgo de cuerpos decapitados en el estacionamiento de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida como La Lomita, un emblemático templo católico en la capital de Sinaloa. El hecho, ocurrido el jueves 24 de abril, ha sacudido a la comunidad religiosa y a la sociedad sinaloense, que vive bajo la sombra de una violencia descontrolada.
En un comunicado oficial, la Diócesis expresó su profundo dolor por el crimen, calificándolo como una muestra más del clima de inseguridad que azota la entidad desde septiembre de 2024. Los cuerpos, abandonados dentro de un vehículo, fueron descubiertos por feligreses, lo que generó conmoción en un lugar considerado un refugio espiritual para miles de personas.
La Iglesia católica no se quedó callada y exigió un alto a la violencia que mantiene a Culiacán en zozobra. “¡Basta de muerte! ¡Basta de violencia!”, clamaron las autoridades eclesiásticas, señalando que estos actos siembran miedo y sufrimiento en la población. Además, hicieron un llamado a las autoridades para que actúen con urgencia y esclarezcan los hechos.
El templo de La Lomita, un símbolo de fe y esperanza, se ha convertido en escenario de la barbarie que impera en Sinaloa. La Diócesis destacó que la violencia no solo afecta a las víctimas directas, sino que hiere el tejido social y genera desesperanza entre los ciudadanos, quienes enfrentan una narcoguerra que parece no tener fin.
La Conferencia del Episcopado Mexicano se sumó a la condena, manifestando su solidaridad con la Diócesis de Culiacán. En un mensaje difundido en redes sociales, pidieron orar por la paz y exhortaron a los responsables de estos crímenes a reflexionar y buscar la reconciliación. “La muerte no tiene la última palabra”, subrayaron.
Mientras la Iglesia clama por justicia, las autoridades estatales han minimizado el caso, atribuyéndolo a pugnas internas del crimen organizado. Esta respuesta ha generado críticas, pues la población percibe una falta de acción contundente para frenar la ola de violencia que ha dejado decenas de muertos en los últimos meses.
Hasta el momento, no se han reportado detenciones relacionadas con este crimen, lo que aumenta la percepción de impunidad. La fiscalía de Sinaloa no ha proporcionado detalles sobre la identidad de las víctimas ni las circunstancias del asesinato, dejando más preguntas que respuestas.
La Diócesis de Culiacán invitó a la comunidad a mantenerse unida y a no dejarse vencer por el miedo. En medio de la tragedia, insistieron en que la esperanza debe prevalecer y que la fe puede ser un motor para sanar una sociedad fracturada por la violencia.
Este nuevo episodio de brutalidad en Culiacán pone en evidencia la gravedad de la crisis de seguridad en Sinaloa. La presencia de cuerpos frente a un lugar sagrado como La Lomita no solo es un desafío al orden público, sino un grito de auxilio de una sociedad que anhela paz.
La violencia en la entidad continúa sin freno, y el hallazgo en La Lomita es solo un reflejo de una problemática mayor. La Iglesia, los ciudadanos y las autoridades enfrentan el reto de trabajar juntos para recuperar la tranquilidad en una región marcada por el dolor y la inseguridad.

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