Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado y figura clave de la Cuarta Transformación, vivió un momento bochornoso este sábado durante el Congreso Nacional del Partido del Trabajo (PT). Mientras intentaba dirigirse a los militantes, fue recibido con abucheos, rechiflas y gritos de “¡fuera, fuera!” que lo obligaron a abandonar el evento. Un verdadero desastre para la imagen de unidad que tanto presume la 4T.
El incidente ocurrió cuando Noroña apenas comenzaba su discurso, llamando a la unidad entre Morena, PT y PVEM. Los consejeros nacionales del PT no se lo tomaron bien y exigieron que se afiliara al partido, recordándole su reciente decisión de unirse a Morena en febrero. La tensión fue tal que el senador solo pudo hablar por dos minutos y medio antes de salir del auditorio, visiblemente frustrado.
“No lo merezco, es profundamente injusto”, declaró Noroña tras el abucheo, asegurando que tomará distancia del PT. Sus palabras reflejan el malestar de un político que, pese a su trayectoria en la izquierda, no logra apaciguar las divisiones internas en el movimiento que dice defender. La escena dejó en evidencia las fracturas dentro de la alianza que respalda al gobierno de Claudia Sheinbaum.
El líder nacional del PT, Alberto Anaya, no tardó en reaccionar. En un mensaje en redes sociales, ofreció una disculpa pública al senador, calificando el episodio como un “penoso accidente”. Anaya intentó suavizar el escándalo, destacando que Noroña es un “hombre de izquierda, progresista y valioso” para la 4T. Sin embargo, las palabras del dirigente suenan más a control de daños que a una reconciliación genuina.
El trasfondo de este conflicto no es nuevo. La relación entre el PT y Morena lleva meses en un punto crítico, con roces evidentes entre sus militantes. Por ejemplo, Reginaldo Sandoval, coordinador del PT en la Cámara de Diputados, ha admitido que la relación con Morena está “fría y congelada” debido a actitudes de soberbia por parte de los morenistas. Este abucheo a Noroña solo aviva las llamas de una alianza que parece desmoronarse.
El incidente también pone en tela de juicio el liderazgo de Noroña, quien se ha posicionado como uno de los favoritos para contender por la presidencia en 2030. Según encuestas recientes, el senador tiene un 11% de preferencias dentro de Morena, solo por debajo de Marcelo Ebrard y Omar García Harfuch. Pero episodios como este podrían dañar su imagen ante los votantes que esperan cohesión en la 4T.
Para los militantes del PT, la decisión de Noroña de afiliarse a Morena fue una traición. Durante el congreso, los gritos de “¡afíliate, afíliate!” dejaron claro el resentimiento de quienes lo vieron como un aliado histórico del partido. Su salida del PT, tras haber sido diputado federal bajo sus siglas, no ha sido bien recibida por la base petista.
Este escándalo no solo expone las divisiones internas, sino que también pone en riesgo la narrativa de unidad que Morena y sus aliados han intentado proyectar. Mientras el gobierno de Sheinbaum enfrenta críticas por la inseguridad y la economía, estos pleitos públicos entre sus aliados políticos no hacen más que debilitar su posición frente a la oposición.
La disculpa del PT, aunque pública, parece insuficiente para reparar el daño. Noroña, conocido por su carácter combativo, no ha respondido directamente a las palabras de Anaya, pero su declaración de “tomar distancia” sugiere que las heridas de este episodio no sanarán pronto. ¿Será este el principio del fin de la alianza entre el PT y Morena?
El Congreso Nacional del PT, que debía ser un espacio para fortalecer al partido, terminó convirtiéndose en un circo político que nadie esperaba. La imagen de Noroña abandonando el auditorio bajo abucheos quedará como un recordatorio de que, en la 4T, la unidad es más un discurso que una realidad.