En una ceremonia cargada de emotividad, la Plaza de San Pedro en el Vaticano acogió el funeral del Papa Francisco, un líder que marcó la historia de la Iglesia Católica. Miles de fieles y más de 140 delegaciones internacionales se reunieron para despedir al pontífice argentino, cuyo legado de humildad y compromiso con la paz resonó en cada palabra pronunciada durante la misa.
El cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio, fue el encargado de oficiar las exequias y pronunciar la homilía que definió el espíritu del Papa Francisco. En su mensaje, destacó la incansable labor del pontífice por promover la paz en un mundo asediado por conflictos. Sus palabras recordaron la frase icónica de Francisco: “Construir puentes, no muros”.
La homilía resaltó el compromiso del Papa con los más vulnerables, desde los pobres hasta los migrantes. Francisco, dijo Re, dedicó su vida a ser una voz para los olvidados, alzándose contra las injusticias y los horrores de la guerra. Este mensaje tocó profundamente a los presentes, quienes lo recordaron como un pastor cercano y humano.
El funeral, celebrado bajo un cielo gris en Roma, reflejó las reformas impulsadas por el propio Francisco. En 2024, él mismo revisó el protocolo de los funerales papales, eliminando elementos de pompa y apostando por la sobriedad. Su deseo fue claro: ser despedido como un servidor del Evangelio, no como un monarca.
Un momento significativo fue la mención a las guerras que Francisco condenó durante su pontificado. Re subrayó cómo el Papa imploró por la sensatez y la negociación en conflictos que dejaron muerte y destrucción. Su mensaje de unidad y esperanza sigue siendo un llamado vigente para la humanidad.
La elección de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de San Pedro, también marcó un hito. Esta decisión reflejó su devoción por la Virgen Salus Populi Romani, un ícono al que acudía frecuentemente. La tumba, fuera del Vaticano, simboliza su deseo de romper con tradiciones y acercarse al pueblo.
La ceremonia, que atrajo a cerca de 200 mil personas, mostró la dimensión global del legado de Francisco. Desde su énfasis en la misericordia hasta su lucha por una Iglesia más inclusiva, el Papa dejó una huella imborrable. La homilía cerró con una súplica: que Francisco, desde el cielo, bendiga a la Iglesia y al mundo.
El cónclave para elegir a su sucesor ya está en el horizonte, con cambios introducidos por Francisco y Benedicto XVI que agilizarán el proceso. Mientras el mundo católico se prepara para una nueva era, la voz del Papa Francisco sigue resonando, recordándonos la importancia de la paz, la humildad y la solidaridad.

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El último adiós al Papa Francisco: La homilía que conmovió al mundo
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