El mundo despide al Papa Francisco, quien fue inhumado este sábado en la Basílica de Santa María la Mayor, en el corazón de Roma. Jorge Mario Bergoglio, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años, dejó un legado imborrable como el primer pontífice latinoamericano y jesuita en la historia de la Iglesia Católica. Su elección de este templo como lugar de descanso final rompe con siglos de tradición, ya que la mayoría de los papas han sido sepultados en la Basílica de San Pedro.
La Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma, guarda un significado especial para Francisco. Durante su pontificado, visitó este templo más de 115 veces, especialmente antes y después de sus viajes apostólicos, para rezar ante el ícono de la Salus Populi Romani, una imagen bizantina de la Virgen María que consideraba su “gran devoción”. Este vínculo espiritual con la Virgen fue determinante en su decisión de ser enterrado allí.
Construida en el siglo IV, la basílica es uno de los templos más antiguos del cristianismo. Según la tradición, su origen está ligado a un milagro: una nevada en pleno verano del año 352 marcó el lugar donde la Virgen María deseaba que se edificara una iglesia. La estructura, que conserva su diseño paleocristiano, alberga reliquias como fragmentos de la cuna de Jesús y mosaicos del siglo V, además de un artesonado decorado con oro traído de América por la Corona española.
Francisco expresó en su testamento, firmado en 2022, su deseo de una sepultura sencilla. Su tumba, ubicada en un nicho entre las capillas Paulina y Sforza, lleva únicamente la inscripción “Franciscus” y carece de adornos ostentosos. Este gesto refleja su estilo de vida austero y su rechazo a la pompa tradicional del Vaticano, un sello distintivo de sus 12 años de pontificado.
El funeral, celebrado este 26 de abril en la Plaza de San Pedro, reunió a más de 200,000 personas, incluyendo líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Argentina, Javier Milei. La ceremonia, presidida por el cardenal Kevin Farrell, fue un momento de recogimiento global, con fieles de todo el mundo rindiendo homenaje al “Papa de las primeras veces”, conocido por su humildad y compromiso con los más vulnerables.
Santa María la Mayor no es un lugar desconocido para los papas. Siete pontífices fueron inhumados allí, aunque el último fue Clemente IX en 1669. La elección de Francisco, sin embargo, resalta su conexión personal con el templo y su devoción mariana. La basílica, situada en la colina del Esquilino, también está cerca de la Embajada Argentina, un detalle que emocionó a muchos de sus compatriotas.
El Papa Francisco marcó hitos históricos: fue el primero en visitar Irak, en firmar un acuerdo de fraternidad con líderes islámicos y en residir fuera del Palacio Apostólico. Su pontificado, que comenzó en 2013, se caracterizó por un enfoque en la misericordia, la inclusión y la defensa de los marginados, lo que le valió el cariño de millones, pero también críticas de sectores conservadores dentro de la Iglesia.
La Basílica de Santa María la Mayor, ahora el lugar de descanso eterno de Francisco, se convierte en un nuevo punto de peregrinación. Desde este domingo, los fieles podrán visitar su tumba, un espacio humilde que encapsula el espíritu de un Papa que siempre buscó estar cerca de la gente. Su legado, como el templo que lo acoge, perdurará como un símbolo de fe y humanidad.

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El Papa Francisco es inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor, su última morada en Roma
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