El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro que no está dispuesto a ceder en su guerra comercial con China. Este viernes, a bordo del Air Force One rumbo a Roma, aseguró que es “improbable” extender la tregua arancelaria de 90 días que Washington mantiene con sus socios comerciales, y señaló que China debe ofrecer “concesiones sustanciales” si quiere una reducción en los gravámenes que enfrenta.
Trump destacó que su administración está negociando acuerdos comerciales con diversos países, pero con China la situación es distinta. Los aranceles impuestos al gigante asiático alcanzan niveles históricos, con tasas que superan el 125% en algunos casos, tras una serie de represalias mutuas que han escalado las tensiones entre ambas potencias.
El mandatario estadounidense insistió en que los aranceles son una herramienta para equilibrar la balanza comercial. Según él, Estados Unidos ha perdido “millones de dólares al día” durante años debido a prácticas comerciales desleales. “Ahora estamos empezando a ganar millones al día”, afirmó, subrayando que esta estrategia busca proteger los intereses económicos de su país.
La tregua arancelaria, anunciada el pasado 9 de abril, permitió reducir temporalmente los gravámenes a la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos, incluida la Unión Europea, a un 10%. Sin embargo, China quedó excluida de esta medida, enfrentando un aumento inmediato en sus aranceles, lo que ha generado preocupación en los mercados globales.
Las bolsas han registrado caídas generalizadas en las últimas semanas, con temores de una posible recesión global. La incertidumbre se agrava por la falta de avances en las negociaciones entre Washington y Pekín. Trump ha sugerido que China debe abrir su mercado a los productos estadounidenses, algo que, según él, estuvo cerca de lograrse durante su primer mandato.
El presidente chino, Xi Jinping, ha respondido con firmeza, manteniendo aranceles del 125% sobre productos estadounidenses y tomando medidas como la restricción de exportaciones de tierras raras, esenciales para la industria tecnológica. Xi ha insistido en que las guerras comerciales no benefician a nadie y ha optado por fortalecer lazos con otros socios comerciales para contrarrestar la presión de Estados Unidos.
A pesar de las tensiones, Trump ha dejado la puerta abierta a un posible acuerdo, aunque con condiciones claras. “Si China no ofrece algo sustancial, los aranceles no bajarán”, afirmó, destacando que su objetivo es lograr un comercio más equitativo. Mientras tanto, la Casa Blanca asegura que está en conversaciones con más de 70 países para renegociar acuerdos comerciales.
La guerra arancelaria ha sacudido los mercados financieros, con el índice Dow Jones registrando oscilaciones récord y pérdidas billonarias en las bolsas globales. Analistas advierten que la escalada de tensiones podría tener consecuencias devastadoras, no solo para Estados Unidos y China, sino para la economía mundial en su conjunto.
En este contexto, Trump mantiene su postura inflexible, respaldado por asesores como Peter Navarro, conocido por su línea dura contra China. Sin embargo, voces como la del secretario del Tesoro, Scott Bessent, han calificado el enfrentamiento como “insostenible”, sugiriendo que un acuerdo podría ser posible si ambas partes ceden terreno.
La situación sigue en desarrollo, con el plazo de la tregua acercándose y sin señales claras de un acercamiento entre Washington y Pekín. Mientras Trump insiste en que su estrategia traerá beneficios a largo plazo, el mundo observa con cautela los próximos movimientos en esta batalla comercial que redefine las relaciones económicas globales.

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Trump endurece su postura: improbable nueva tregua arancelaria con China y exige concesiones sustanciales
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