La muerte del Papa Francisco a los 88 años ha conmocionado al mundo, pero una de las historias más conmovedoras es la de su hermana, María Elena Bergoglio, quien no podrá despedirse de él. A sus 77 años, María Elena vive en una residencia religiosa en las afueras de Buenos Aires, Argentina, bajo el cuidado de monjas debido a su delicado estado de salud.
María Elena, la menor de los cinco hermanos Bergoglio, no ha visto a su hermano desde que fue elegido Papa en 2013. La distancia y su frágil condición física le impidieron viajar a Roma, mientras que Francisco nunca regresó a Argentina tras asumir el pontificado. Su relación, sin embargo, se mantuvo cercana a través de llamadas semanales y cartas.
Cuando Jorge Mario Bergoglio fue nombrado Papa, María Elena estaba lavando los platos en su casa. Al escuchar el anuncio del “Habemus Papam”, se sentó frente al televisor sin imaginar que su hermano sería el elegido. Las lágrimas de emoción no se detuvieron, según relató en una entrevista al diario La Nación en 2013.
La salud de María Elena se deterioró en los últimos años, especialmente tras sufrir un ictus hace dos años. Los médicos le desaconsejaron un viaje de 13 horas en avión, lo que hizo imposible un reencuentro con su hermano. A pesar de la distancia, el Papa siempre expresó el dolor que le causaba estar lejos de ella, calificándolo como uno de los mayores sacrificios de su vida.
María Elena es madre de dos hijos, Jorge y José, y siempre mantuvo un perfil discreto. Su hijo Jorge fundó la organización Haciendo Lío, inspirada en un discurso del Papa Francisco, dedicada a ayudar a los más necesitados en Buenos Aires. Esta labor refleja los valores de la familia Bergoglio, marcada por la fe y el compromiso social.
La noticia de la muerte de Francisco llegó a María Elena a través de su hijo José Ignacio, quien relató cómo la familia intentó consolarla. Las notificaciones en su teléfono a las seis de la mañana del lunes marcaron el inicio de un día de luto para la hermana del Pontífice, quien no podrá viajar al Vaticano para el funeral.
A pesar de no haberse visto en más de una década, el vínculo entre María Elena y Francisco nunca se rompió. Un gesto simbólico lo demuestra: en 2019, el Papa recibió una escultura de la mano de su hermana con un mensaje grabado que expresaba su deseo de abrazarlo. Esa escultura permaneció en su escritorio en el Vaticano hasta su muerte.
El funeral del Papa Francisco se celebrará entre el cuarto y sexto día tras su fallecimiento, en la Iglesia de Santa María la Mayor, según su deseo. María Elena, desde su residencia en Argentina, lleva el peso de no poder despedirse en persona de su hermano, un dolor que acompaña a una familia unida por la fe y el cariño a pesar de los kilómetros.
La historia de María Elena y Francisco es un recordatorio de los sacrificios personales detrás de una figura tan universal como el Papa. Su relación, marcada por la distancia pero sostenida por el amor fraternal, deja una huella imborrable en la memoria de quienes conocieron su historia.

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María Elena Bergoglio, la única hermana viva del Papa Francisco, no asistirá a su funeral en Roma
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