En la Ciudad de México, la Fiesta del Libro y la Rosa abrió sus puertas este viernes con un tema que toca el corazón: el lado humano del exilio y las migraciones. Organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, este evento reúne a escritores y lectores en un espacio de reflexión sobre la nostalgia y la imposibilidad de regresar a casa.
El conversatorio inaugural, titulado El exilio de ida y vuelta, marcó el tono del evento. Los escritores Jordi Soler, Mónica Lavín y Rosa Beltrán compartieron experiencias personales como herederos de exiliados, relatando cómo el desarraigo moldea identidades y memorias. Soler narró la historia de su familia, que llegó a México con la esperanza de volver a Barcelona tras la muerte de Franco en 1975, solo para encontrar una ciudad que ya no reconocían.
Mónica Lavín profundizó en la dualidad de la migración, destacando que el ser humano siempre ha sido migrante. Habló de la mezcla de anhelo y miedo que impulsa estos movimientos, ya sean forzados o voluntarios. Sus palabras resonaron al describir cómo el acto de migrar enriquece culturas, a pesar del dolor que conlleva.
Rosa Beltrán, por su parte, agradeció la influencia de sus maestros exiliados de España, quienes le abrieron las puertas a la literatura y la filología. Su intervención subrayó cómo el exilio no solo desplaza cuerpos, sino que también transporta ideas y legados culturales que transforman los lugares de acogida.
La primera jornada incluyó presentaciones de libros que refuerzan esta temática. Entre ellos destacaron El exilio en la escritura, de la uruguaya Cristina Peri Rossi, En la montaña, del mexicano Daniel Osorno, y el poemario El silencio del gato, de Alberto Ruy Sánchez. Estas obras abordan el exilio desde perspectivas literarias diversas, invitando a la reflexión.
El rector de la UNAM, Leonardo Lomelí, inauguró el evento con un mensaje poderoso: leer es un acto de resistencia. En un mundo lleno de desafíos, afirmó que la lectura permite imaginar nuevos universos, tender puentes y acompañar a quienes enfrentan el desarraigo. Sus palabras dieron un marco esperanzador al festival.
La Fiesta del Libro y la Rosa no se limita a charlas y presentaciones. Hasta el domingo, ofrecerá 400 actividades, incluyendo mesas de diálogo, conferencias, lecturas de poesía en lenguas originarias, talleres y narraciones orales. También se rendirán homenajes a escritores como Mario Vargas Llosa, Hernán Lara Zavala y Julio Trujillo, fallecidos este año.
Un evento destacado será la exposición Un cielo sin fronteras, dedicada a Rosario Castellanos en el centenario de su nacimiento. Esta muestra, que abrirá en el Colegio de San Ildefonso, reúne documentos, fotografías y objetos inéditos de la escritora chiapaneca, conectando su legado con los temas de exilio y memoria.
La programación también incluye actividades artísticas, como la obra de teatro El gran teatro del mundo, de Calderón de la Barca, y un ciclo de cine sobre el exilio español, con películas que exploran las historias de quienes dejaron sus hogares. Estas propuestas enriquecen la experiencia cultural del festival.
Con más de 53 mil visitantes cada año, la Fiesta del Libro y la Rosa se consolida como un espacio para pensar el mundo desde la literatura. En un contexto global de migraciones masivas, este evento nos recuerda que las historias humanas son el puente para entender y abrazar la diversidad.

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La Fiesta del Libro y la Rosa conmueve al explorar el drama humano del exilio y las migraciones
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