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Explosión en Moscú acaba con la vida de un alto mando militar ruso

Un atentado con coche bomba en un suburbio de Moscú segó la vida del general Yaroslav Moskalik, subjefe de la Dirección Principal de Operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia. La explosión ocurrió en Balashikha, una zona residencial al este de la capital rusa, cuando el militar salía de su vivienda.
El incidente tuvo lugar cerca de las 10:40 de la mañana, hora local. Un Volkswagen Golf estacionado junto a la residencia del general explotó al detonar un artefacto explosivo improvisado cargado con metralla. La fuerza de la explosión destrozó ventanas de edificios cercanos y dejó escombros esparcidos en la escena.
Moskalik, de 59 años, era una figura clave en el alto mando ruso. Su carrera incluyó roles destacados en operaciones militares y negociaciones internacionales. En 2015, participó en las conversaciones de paz del Formato Normandía, un esfuerzo diplomático para resolver el conflicto en Ucrania tras los acuerdos de Minsk.
Las autoridades rusas, a través del Comité de Investigación, confirmaron la muerte del general y abrieron una investigación penal por asesinato y posesión ilegal de explosivos. La portavoz Svetlana Petrenko señaló que el artefacto fue diseñado para causar un daño máximo, lo que apunta a un ataque planeado.
El atentado coincide con un momento delicado en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Ese mismo día, Steve Witkoff, enviado de la Casa Blanca, llegaba a Moscú para reunirse con el presidente Vladimir Putin y discutir un posible alto el fuego. Las conversaciones, impulsadas por el presidente estadounidense Donald Trump, buscan poner fin a un conflicto que lleva más de tres años.
El ataque también se produce tras una serie de bombardeos intensos en Kyiv, calificados por el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky como uno de los más devastadores en meses. Estos eventos han avivado las tensiones, complicando aún más el panorama diplomático.
No es la primera vez que figuras militares rusas son blanco de atentados. En diciembre de 2024, el general Igor Kirillov, jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear, murió en un ataque similar en Moscú. Otros casos, como el asesinato del científico Mijaíl Shatsky y el bloguero Vladlen Tatarsky, sugieren una posible campaña contra figuras vinculadas al Kremlin.
Aunque Ucrania no ha confirmado oficialmente su implicación, expertos citados por medios internacionales apuntan a un interés estratégico en debilitar la cúpula militar rusa. Las autoridades de Moscú han prometido una respuesta contundente y avances en la investigación para identificar a los responsables.
Este nuevo episodio de violencia subraya la fragilidad del proceso de paz y el impacto de la guerra en la región. Mientras las negociaciones avanzan, el costo humano y las rivalidades geopolíticas siguen marcando el rumbo de un conflicto sin resolución clara a la vista.

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