Donald Trump, presidente de Estados Unidos, asistirá al funeral del papa Francisco en Roma, pero su viaje no será solo para rendir homenaje al pontífice fallecido. El magnate aprovechará la presencia de líderes mundiales para discutir temas de comercio, especialmente los aranceles que han sacudido la economía global. La noticia, confirmada por fuentes cercanas al gobierno estadounidense, revela la intención de Trump de combinar diplomacia con estrategia comercial en un momento de luto internacional.
El funeral del papa Francisco, programado para este sábado en el Vaticano, espera reunir a decenas de jefes de Estado y dignatarios de todo el mundo. La muerte del pontífice, conocido por su defensa de los pobres y los migrantes, ha generado una ola de condolencias globales. Sin embargo, Trump parece decidido a usar este evento como una plataforma para avanzar en su agenda económica, enfocada en renegociar acuerdos comerciales que beneficien a Estados Unidos.
Durante su primer mandato y en los primeros meses de su segunda presidencia, Trump ha impulsado una política de aranceles recíprocos que ha tensionado las relaciones con países como China, Canadá y México. En Roma, planea sostener reuniones bilaterales con líderes clave para discutir cómo estos aranceles podrían modificarse o implementarse de manera más efectiva. Su estrategia busca fortalecer la economía estadounidense, aunque ha generado críticas por desestabilizar los mercados globales.
La relación entre Trump y el papa Francisco nunca fue fluida. Mientras el pontífice abogaba por la acogida de migrantes y la lucha contra el cambio climático, Trump promovía políticas opuestas, como la construcción del muro fronterizo con México y el retiro de acuerdos ambientales. Esta diferencia de visiones marcó un distanciamiento público, con Francisco criticando en varias ocasiones el enfoque del entonces presidente. Ahora, Trump asistirá al funeral, pero su prioridad parece estar lejos de la reconciliación espiritual.
El Vaticano, por su parte, no ha emitido comentarios sobre las intenciones comerciales de Trump. Las autoridades eclesiásticas están enfocadas en organizar un funeral austero, siguiendo las disposiciones del papa Francisco, quien pidió una ceremonia sencilla y una tumba modesta en la Basílica de Santa María la Mayor. Se espera que más de un millón de personas acudan a Roma para despedir al pontífice, lo que convierte al evento en un desafío logístico y una oportunidad diplomática.
Los analistas ven en este movimiento una táctica clásica de Trump: aprovechar cualquier escenario para negociar. La presencia de líderes europeos, asiáticos y latinoamericanos en el funeral ofrece un espacio único para conversaciones informales que podrían derivar en acuerdos comerciales. Sin embargo, algunos expertos advierten que estas discusiones podrían percibirse como una falta de respeto en un momento de duelo para la Iglesia católica.
La economía global, ya golpeada por los aranceles de Trump, estará pendiente de lo que ocurra en Roma. Países como México y Canadá, que han logrado ciertas exenciones en las tarifas estadounidenses, podrían verse afectados por nuevas negociaciones. Por ahora, no se han revelado los nombres de los líderes con los que Trump planea reunirse, pero la expectativa es alta ante posibles anuncios que podrían alterar el comercio internacional.
El viaje de Trump al funeral del papa Francisco marca un contraste entre el legado de un líder espiritual que buscó la unidad y la estrategia de un político que prioriza los intereses de su país. Mientras el mundo despide a un ícono de la humildad, las maniobras comerciales de Trump en Roma podrían definir el rumbo de la economía en los próximos meses.

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TRUMP PLANEAN NEGOCIOS EN EL FUNERAL DEL PAPA FRANCISCO
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