El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva controversia al acusar a la prestigiosa Universidad de Harvard de ser una “amenaza para la democracia”. En un mensaje publicado en su red social Truth Social, el mandatario señaló a la institución como un centro de “caos liberal” que fomenta el antisemitismo y promueve ideas de extrema izquierda. Estas declaraciones llegan en medio de una creciente disputa con la universidad por la congelación de fondos federales.
La acusación de Trump se centra en la supuesta permisividad de Harvard hacia estudiantes internacionales que, según él, buscan “destrozar” el país. En su mensaje, el presidente describió a la universidad como un lugar donde un grupo de “lunáticos enloquecidos” propaga odio y falsas narrativas. Estas palabras han generado un intenso debate sobre la libertad académica y el papel de las universidades en la política estadounidense.
La controversia comenzó cuando el gobierno de Trump congeló 2,200 millones de dólares en fondos federales destinados a Harvard. La medida se justificó alegando que la institución no ha tomado medidas suficientes para combatir el antisemitismo en su campus, particularmente tras protestas estudiantiles relacionadas con el conflicto en Gaza en 2024. Harvard, por su parte, ha respondido con una demanda contra la administración, argumentando que estas acciones son un intento de controlar su autonomía.
Además de la congelación de fondos, el Departamento de Seguridad Nacional ha cancelado una ayuda adicional de 2,700 millones de dólares y ha exigido a Harvard un registro de las actividades “ilegales y violentas” de estudiantes extranjeros. Esta solicitud ha sido vista por la universidad como una presión indebida que amenaza su independencia y sus derechos constitucionales, protegidos por la Primera Enmienda de Estados Unidos.
El rector de Harvard, Alan Garber, ha sido claro en su postura: la universidad no cederá ante lo que considera un chantaje político. En una carta dirigida a la comunidad académica, Garber afirmó que las demandas del gobierno buscan regular las condiciones intelectuales de la institución, algo que Harvard no está dispuesto a aceptar. Esta resistencia ha convertido a la universidad en un símbolo de oposición a las políticas de Trump.
Otro punto de fricción es la amenaza de la administración de retirar la exención fiscal de Harvard, lo que podría costarle millones de dólares al año. Trump ha insinuado que la universidad debería ser tratada como una entidad política si persiste en su “activismo ideológico”. Expertos legales, como el constitucionalista David Pozen, han calificado esta amenaza como una maniobra sin base legal, ya que solo el Congreso puede modificar el estatus fiscal de una institución.
El enfrentamiento también ha salpicado a figuras cercanas a Trump. En su mensaje, el presidente exigió el despido de un abogado que representa tanto a la Organización Trump como a Harvard, identificado por medios como William Burck. Trump lo describió como “no muy bueno” y pidió a sus hijos, que dirigen su empresa, que se deshagan de él de inmediato, añadiendo más tensión al conflicto.
La disputa con Harvard no es un caso aislado. Otras universidades, como Columbia, han enfrentado presiones similares, aunque algunas han optado por ceder a las demandas de la Casa Blanca. Harvard, con un fondo patrimonial de más de 50,000 millones de dólares, tiene recursos para resistir, pero la cancelación de fondos federales ya ha afectado proyectos de investigación en áreas como la medicina y las ciencias.
Este choque entre Trump y Harvard ha reavivado el debate sobre el papel de las universidades en la sociedad estadounidense. Mientras el gobierno acusa a estas instituciones de ser focos de ideologías radicales, defensores de la academia argumentan que las medidas de la administración son un ataque directo a la libertad de expresión y al pensamiento crítico.
A medida que el conflicto se intensifica, la atención se centra en si otras universidades seguirán el ejemplo de Harvard o si cederán ante las presiones del gobierno. Por ahora, el enfrentamiento entre el presidente y una de las instituciones académicas más prestigiosas del mundo promete mantenerse como un tema candente en la política estadounidense.

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TRUMP DESATA POLÉMICA: ACUSA A HARVARD DE AMENAZAR LA DEMOCRACIA
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