Sony ha confirmado un nuevo incremento en el precio de su consola PlayStation 5, específicamente en la versión Digital Edition, afectando a mercados como Europa, Australia y Nueva Zelanda. La decisión, que entró en vigor el 14 de abril, responde a un entorno económico complicado, marcado por la inflación y la inestabilidad en los tipos de cambio.
En Europa, el precio de la PS5 Digital Edition pasa de 449 a 499 euros, un aumento de 50 euros. Esto significa que la consola sin lector de discos ahora cuesta lo mismo que la versión estándar con lector en su lanzamiento en 2020. En el Reino Unido, el precio sube de 389 a 430 libras, mientras que en Australia el costo aumenta de 649 a 749 dólares australianos.
En Nueva Zelanda, los consumidores enfrentarán un precio de 859 dólares neozelandeses, un salto significativo desde los 729 dólares previos. Este ajuste afecta principalmente a la versión más delgada de la consola, que no incluye una unidad de disco, posicionándola como una opción más económica en comparación con la PS5 estándar.
Sony justificó el aumento citando factores como la alta inflación y la fluctuación de las monedas, que han generado un entorno económico desafiante. La empresa señaló que esta medida fue una decisión difícil, pero necesaria para adaptarse a las condiciones globales actuales.
Curiosamente, Sony también anunció una reducción en el precio del lector de discos Blu-Ray que se vende por separado. Este accesorio ahora cuesta 79 euros en Europa, una rebaja de 40 euros respecto a su precio anterior de 119 euros. Esta decisión podría beneficiar a quienes prefieren combinar la PS5 Digital con un lector externo.
A diferencia de la edición digital, los precios de la PS5 estándar, lanzada en 2020 con una unidad de Blu-ray, y de la PS5 Pro, presentada el año pasado, permanecerán sin cambios en Europa y el Reino Unido. Sin embargo, en Australia y Nueva Zelanda, la versión estándar también experimentó un aumento.
Este es el segundo ajuste de precios que Sony aplica a la PS5 en Europa desde su lanzamiento. En 2022, la empresa ya había incrementado el costo de la edición digital de 399 a 449 euros, y de la estándar de 499 a 549 euros, también atribuyéndolo a presiones económicas globales.
La decisión de Sony coincide con un contexto de incertidumbre económica, exacerbado por los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a principios de abril. Aunque estos aranceles no han entrado en vigor completamente, han generado tensiones en las cadenas de suministro y costos logísticos, afectando a la industria tecnológica.
En mercados como México y América Latina, no se ha anunciado un aumento de precios por el momento. Sin embargo, la dependencia de importaciones desde Asia y Norteamérica podría traducirse en incrementos indirectos si los costos logísticos globales siguen subiendo.
Este movimiento de Sony contrasta con la tendencia histórica del mercado de consolas, donde los precios solían reducirse con el tiempo. Ahora, tanto Sony como otras marcas, como Xbox, han optado por ajustes al alza, lo que representa un desafío para los gamers en un contexto económico ya de por sí complicado.