El gobierno de Claudia Sheinbaum ha presentado un ambicioso portafolio de inversiones por 298 mil millones de dólares para el sexenio 2024-2030. Este plan, anunciado con bombo y platillo, busca atraer capital nacional y extranjero para impulsar el crecimiento económico. Según la Presidencia, los recursos se destinarán a más de 2 mil proyectos en sectores clave como la industria automotriz, textil, farmacéutica y energética.
La presidenta destacó que el objetivo es posicionar a México como una de las 10 economías más grandes del mundo. Sin embargo, no detalló cómo se garantizará la transparencia en la asignación de estos recursos ni cómo se evitará que los proyectos beneficien solo a un grupo selecto de empresarios cercanos al poder. La promesa suena atractiva, pero los antecedentes de opacidad en gobiernos de Morena generan escepticismo.
El plan incluye incentivos fiscales y facilidades para la inversión privada, con un enfoque en la relocalización de empresas. Sheinbaum aseguró que esto generará 1.5 millones de empleos en manufactura especializada. Sin embargo, no se mencionaron medidas concretas para proteger los derechos laborales ni para garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades más necesitadas.
En el sector energético, el gobierno apuesta por fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad, que generará el 54 por ciento de la energía. Los privados podrán participar en el 46 por ciento restante, pero bajo reglas estrictas. Este enfoque refuerza la visión estatal de Morena, pero críticos advierten que podría desincentivar la inversión extranjera en energías renovables.
Otro pilar del plan es reducir la dependencia de importaciones asiáticas, promoviendo que el 50 por ciento de la proveeduría en sectores como textil, calzado y juguetes sea nacional. Aunque la idea busca fortalecer la industria local, expertos cuestionan si México tiene la capacidad instalada para cumplir con estas metas sin aumentar los costos para los consumidores.
El calendario de implementación arranca en 2025 con acciones como el relanzamiento de la marca “Hecho en México” y la creación de un fondo para pequeñas y medianas empresas. También se planea establecer polos de bienestar en corredores industriales, pero no se aclaró cómo se financiarán ni cómo se evitarán los desvíos de recursos, un problema recurrente en administraciones pasadas.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, presumió que el plan es una “carta de navegación” para el desarrollo. Sin embargo, la falta de información sobre las empresas involucradas y los criterios de selección levanta sospechas. ¿Quiénes serán los verdaderos beneficiados de esta millonaria apuesta? La ciudadanía exige claridad.
El gobierno de Sheinbaum enfrenta un reto enorme: convencer a los mexicanos de que este plan no es solo un discurso más. Con un historial de proyectos cuestionados y promesas incumplidas, la desconfianza está justificada. La presidenta asegura que México está “unido hacia adelante”, pero los ciudadanos seguirán vigilantes para que los millones no terminen en los bolsillos equivocados.

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¡Sheinbaum promete lluvia de millones para México, pero a qué costo!
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