Un devastador ataque armado en la región de Cachemira, administrada por India, dejó al menos 26 muertos, en su mayoría turistas, en un episodio que ha reavivado los temores en una zona marcada por décadas de conflicto. El atentado ocurrió el pasado martes 22 de abril en el valle de Baisaran, cerca de la ciudad turística de Pahalgam, un destino conocido por su belleza natural.
Hombres armados, presuntamente miembros del grupo insurgente The Resistance Front, abrieron fuego contra un grupo de visitantes que recorrían una pradera rodeada de montañas y bosques. Entre las víctimas se encuentran 25 ciudadanos indios y un nepalí, además de un guía local. Más de 30 personas resultaron heridas, muchas en estado crítico.
El grupo The Resistance Front, vinculado a la organización paquistaní Lashkar-e-Taiba, reclamó la autoría del ataque. Según su comunicado, el atentado fue una respuesta a lo que consideran una colonización de Cachemira por parte de forasteros, en referencia a las políticas del gobierno indio en la región.
Cachemira, dividida entre India y Pakistán desde 1947, ha sido escenario de tensiones constantes y enfrentamientos armados. Ambos países reclaman el territorio en su totalidad, lo que ha desatado tres guerras y numerosos conflictos. Desde 1989, una insurgencia armada en la Cachemira india ha dejado decenas de miles de muertos, incluyendo civiles y militares.
El primer ministro de India, Narendra Modi, condenó el ataque y prometió que los responsables no quedarán impunes. En un mensaje publicado en redes sociales, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y aseguró que se está brindando asistencia a los afectados.
El atentado ha generado un fuerte impacto en el turismo de Cachemira, que había experimentado un auge en los últimos años gracias a una relativa calma. Muchos visitantes han comenzado a abandonar la región por temor a nuevos ataques, y las aerolíneas han añadido vuelos adicionales desde Srinagar para facilitar la salida.
Las tensiones entre India y Pakistán se han disparado tras el ataque. India suspendió el Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo histórico de 1960 que regula el reparto de recursos hídricos entre ambos países. Pakistán, por su parte, calificó la decisión como un acto hostil y anunció la suspensión de acuerdos bilaterales.
Las fuerzas de seguridad indias han intensificado los operativos en Cachemira, con puntos de control y registros para dar con los responsables. Mientras tanto, los residentes locales temen que el ataque desencadene un nuevo ciclo de represión y violencia en una región ya fuertemente militarizada.
El líder cachemir Mirwaiz Umar Farooq condenó el atentado, calificándolo como un acto cobarde que va en contra de los valores de hospitalidad de la región. Líderes internacionales, como el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, también expresaron su solidaridad con las víctimas.
Este ataque, el más letal contra civiles en Cachemira en años, pone en evidencia la fragilidad de la estabilidad en la región y el desafío que representa para ambos países encontrar una solución a un conflicto que lleva décadas sin resolverse.

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Masacre en Cachemira sacude al mundo: 26 turistas asesinados en brutal ataque
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