La administración de Donald Trump está considerando eximir a algunos fabricantes de automóviles de los aranceles impuestos a las importaciones, según reveló el Financial Times. Esta decisión llega tras semanas de negociaciones con gigantes de la industria automotriz, quienes han presionado para mitigar el impacto de las tarifas comerciales en sus operaciones.
Los aranceles, que entraron en vigor el pasado 2 de abril, incluyen un gravamen del 25 por ciento a vehículos fabricados fuera de Estados Unidos, afectando especialmente a marcas europeas y asiáticas. Sin embargo, las exenciones propuestas podrían beneficiar a fabricantes que cumplan con ciertas condiciones, como aumentar su producción en suelo estadounidense.
Fuentes cercanas a las negociaciones indican que General Motors, Ford y Stellantis, los tres grandes de Detroit, han jugado un papel clave en estas discusiones. Estas empresas han argumentado que los aranceles incrementarían significativamente los costos de producción, lo que podría traducirse en precios más altos para los consumidores.
El presidente Trump ha señalado que su objetivo es revitalizar la industria manufacturera de Estados Unidos. No obstante, ha mostrado flexibilidad al considerar exenciones temporales para dar tiempo a los fabricantes de ajustar sus cadenas de suministro y trasladar más operaciones al país.
Las negociaciones también han involucrado a países como México y Canadá, socios del T-MEC. México, que exporta cerca del 84 por ciento de sus vehículos a Estados Unidos, ha buscado exenciones para evitar un impacto económico devastador en su industria automotriz.
Economistas advierten que los aranceles podrían desencadenar una guerra comercial global, afectando no solo a los fabricantes, sino también a los consumidores. Un informe reciente estima que los precios de los autos en Estados Unidos podrían aumentar hasta 5,790 dólares en promedio.
A pesar de las exenciones propuestas, la incertidumbre persiste en la industria. Fabricantes como Volkswagen y Toyota, que dependen de componentes importados, enfrentan el desafío de reestructurar sus operaciones para cumplir con los requisitos del gobierno estadounidense.
Trump ha defendido su política comercial como un paso hacia la independencia económica de Estados Unidos. Sin embargo, críticos señalan que las medidas podrían generar despidos y pérdidas económicas en otros países, afectando las relaciones comerciales internacionales.
Las discusiones continuarán en las próximas semanas, con la posibilidad de que más sectores sean considerados para exenciones. Mientras tanto, los mercados globales permanecen atentos a las decisiones de la Casa Blanca y sus implicaciones a largo plazo.

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Trump planea exentar a ciertos fabricantes de autos de sus aranceles tras intensas negociaciones
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