La presidenta Claudia Sheinbaum ha encendido las alarmas al exigir una investigación a fondo sobre la detención del delegado del IMSS en Tamaulipas, José Luis Aranza Aguilar, quien fue arrestado y liberado en un caso que huele a corrupción y abuso de poder. El funcionario, ligado al gobierno de Morena, asegura que la policía estatal le “sembró” un arma para incriminarlo.
El incidente ocurrió el martes 22 de abril en Ciudad Victoria, cuando Aranza Aguilar y su chofer fueron interceptados por la Guardia Estatal. Según reportes, los agentes alegaron que el vehículo del delegado tenía características de uno reportado como robado, lo que desencadenó una revisión. Sin embargo, el caso se torna turbio: el delegado afirma que no portaba nada ilegal y que todo fue un montaje.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum no dudó en señalar que el caso debe ser esclarecido por la Fiscalía de Tamaulipas. La mandataria afirmó que, si se comprueba que los policías actuaron de manera indebida, deberán ser sancionados. Pero la pregunta persiste: ¿por qué un alto funcionario de Morena terminó en el centro de esta controversia?
Zoé Robledo, director del IMSS, salió a defender a Aranza, asegurando que no hay evidencia oficial de que el delegado llevara un arma o los tres millones de pesos que se rumoraban. Según Robledo, la Secretaría de Seguridad de Tamaulipas confirmó que no se encontró ningún indicio de delito, lo que refuerza la teoría de una posible fabricación de pruebas.
El caso ha desatado una ola de especulaciones. En redes sociales circularon imágenes que supuestamente mostraban fajos de billetes y un arma en poder del delegado, pero las autoridades estatales niegan estas acusaciones. La falta de claridad en los hechos solo alimenta la desconfianza hacia las instituciones y el gobierno de Morena.
Sheinbaum insistió en que no habrá impunidad, ya sea para los policías que pudieron haber actuado mal o para el propio delegado si se demuestra su responsabilidad. Sin embargo, este episodio pone en duda la transparencia del gobierno federal y su manejo de los funcionarios cercanos al poder.
La detención de Aranza Aguilar no es un hecho aislado. Tamaulipas ha sido escenario de tensiones entre el gobierno federal y las autoridades locales, lo que complica aún más el panorama. Este caso podría escalar a un conflicto político de mayores proporciones si no se aclaran los hechos pronto.
Mientras la Fiscalía de Tamaulipas tiene la tarea de investigar, la ciudadanía exige respuestas. ¿Fue un abuso de poder por parte de la policía estatal o un intento de encubrir irregularidades de un funcionario de Morena? La verdad sigue en el aire, pero este escándalo ya deja un mal sabor de boca.