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Caos en Michoacán: CJNG desata violencia con bloqueos y quema de vehículos tras operativo federal

Un operativo de las fuerzas federales en Michoacán desató una ola de violencia que puso al estado en jaque. Presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) respondieron con furia, incendiando vehículos y bloqueando carreteras en al menos diez municipios. La situación expone, una vez más, el descontrol de la inseguridad en el país y la incapacidad del gobierno para frenar a los grupos criminales.
Los hechos comenzaron en la región de Tierra Caliente, donde el Ejército y la Guardia Nacional realizaron un operativo contra el CJNG. Aunque las autoridades no han confirmado detenciones específicas, reportes extraoficiales sugieren que la captura de un líder del cártel pudo haber desencadenado la violenta reacción. Los municipios de Apatzingán, Buenavista, Uruapan y Zamora fueron los más afectados por los bloqueos.
En un acto de desafío, los presuntos sicarios incendiaron camiones, autobuses y hasta tiendas de conveniencia, incluyendo dos sucursales de Oxxo. Las carreteras Apatzingán-Buenavista y Apatzingán-Aguililla quedaron intransitables, dejando a comunidades enteras incomunicadas. La quema de vehículos no solo afectó el transporte, sino que generó pánico entre los habitantes de la zona.
La Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán desplegó un operativo para contener el caos, pero los esfuerzos fueron insuficientes. Los bloqueos se extendieron a otras regiones, incluyendo tramos de la carretera México-Guadalajara, en la caseta de Ocotlán, Jalisco. La violencia también alcanzó municipios como Chilchota, Purépero y La Piedad, evidenciando la magnitud del poder del CJNG.
Testigos reportaron balaceras en varias localidades, con enfrentamientos entre las fuerzas federales y los grupos armados. En redes sociales circularon videos de presuntos sicarios del CJNG, armados y amenazando, mientras bloqueaban carreteras con vehículos robados a civiles. Estas imágenes han avivado el temor entre la población, que se siente abandonada por las autoridades.
El gobierno de Michoacán, encabezado por Alfredo Ramírez Bedolla, ha guardado silencio sobre la magnitud de la crisis. La falta de una respuesta clara y contundente solo refuerza la percepción de que el estado está a merced de los cárteles. Mientras tanto, los habitantes de las zonas afectadas viven con el miedo de que la violencia escale aún más.
La situación no es nueva en Michoacán, un estado donde el CJNG y otros grupos como Los Viagras se disputan el control de territorios clave para el narcotráfico. Los enfrentamientos y bloqueos son una táctica recurrente para presionar a las autoridades y proteger a sus líderes. Sin embargo, cada episodio deja en evidencia la fragilidad de la estrategia de seguridad del gobierno federal.
Este nuevo capítulo de violencia en Michoacán es un recordatorio de que la inseguridad sigue siendo uno de los mayores retos del país. Los bloqueos, incendios y enfrentamientos no solo afectan a las comunidades locales, sino que tienen un impacto económico al interrumpir el comercio y el transporte en una región estratégica. La pregunta sigue siendo la misma: ¿hasta cuándo seguirá esta espiral de caos sin control?

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