Un nuevo acto de violencia sacude a Veracruz. Este lunes, Nabor C. M., un conocido empresario farmacéutico, fue asesinado a balazos en Tuxpan mientras lavaba su vehículo frente a su domicilio. El crimen, perpetrado por hombres armados que huyeron sin dejar rastro, pone en evidencia la creciente inseguridad que azota la región.
Los hechos ocurrieron en un fraccionamiento de Tuxpan, al norte del estado. Según reportes, los agresores dispararon directamente contra el empresario y escaparon rápidamente. La escena, marcada por la brutalidad, dejó consternada a la comunidad, que ve cómo los actos violentos se acumulan sin respuesta efectiva.
Al lugar llegaron elementos de la Policía Ministerial y Servicios Periciales, quienes acordonaron la zona y comenzaron las primeras investigaciones. Sin embargo, hasta el momento, las autoridades no han identificado a los responsables ni han esclarecido los posibles motivos del ataque. La opacidad en el caso genera más incertidumbre entre los habitantes.
Este asesinato se suma a una ola de violencia que no da tregua en Veracruz. En las últimas semanas, Tuxpan ha sido escenario de múltiples crímenes, incluyendo los homicidios de otros empresarios y figuras públicas. La región, marcada por la presencia de grupos delictivos, vive bajo una constante sensación de miedo.
La falta de acción por parte de las autoridades estatales y federales es cada vez más evidente. Los operativos de seguridad, como el Código Rojo activado tras el crimen, no han logrado frenar la escalada de violencia. Los ciudadanos exigen respuestas y medidas concretas para recuperar la tranquilidad.
El caso de Nabor C. M. no es un hecho aislado. En marzo, el empresario restaurantero Josué Cruz Martínez fue asesinado en la misma ciudad, y días antes, el empresario inmobiliario Víctor Poissot perdió la vida en un ataque armado. Estos crímenes reflejan un patrón alarmante que pone en riesgo a quienes contribuyen al desarrollo económico de la zona.
La inseguridad en Veracruz no solo afecta a los empresarios. La población en general vive con temor ante la impunidad que parece proteger a los criminales. Los reportes de extorsión, secuestros y asesinatos son recurrentes, mientras las promesas de seguridad se quedan en discursos vacíos.
Este nuevo asesinato en Tuxpan es una señal más de que la estrategia contra la delincuencia no está funcionando. La sociedad veracruzana, cansada de la violencia, espera que las autoridades asuman su responsabilidad y actúen antes de que la situación se agrave aún más.
El cuerpo de Nabor C. M. fue trasladado al Servicio Médico Forense para los procedimientos correspondientes. Mientras tanto, las investigaciones siguen en curso, aunque sin avances significativos que den esperanza a la ciudadanía.
La tragedia de este lunes no solo enluta a una familia, sino que pone un reflector sobre la crisis de seguridad que Veracruz no logra superar. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá la violencia cobrando vidas sin que nadie la detenga?