Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.

El Papa Francisco desafía su salud para bendecir al mundo desde el Vaticano

En un acto de profunda fe y compromiso, el Papa Francisco reapareció este Domingo de Resurrección en la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi, un momento clave para la comunidad católica mundial. A pesar de su frágil estado de salud tras una larga hospitalización, el pontífice no quiso faltar a esta cita sagrada.
Francisco, de 87 años, se presentó en el balcón central de la basílica, sentado en una silla de ruedas y sin las cánulas nasales de oxígeno que había usado en días previos. Su presencia desató una ovación ensordecedora entre los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, quienes aguardaban con incertidumbre su participación.
Con un hilo de voz, el Papa saludó a la multitud con un conmovedor “Queridos hermanos y hermanas, buena Pascua”. Sin embargo, debido a sus dificultades para hablar, delegó la lectura de su mensaje al maestro de ceremonias, Diego Ravelli, quien transmitió las palabras del pontífice a millones de personas en todo el mundo.
En su mensaje, Francisco hizo un llamado urgente a la paz, pidiendo el cese del fuego en Gaza y la liberación de rehenes. Expresó su cercanía al sufrimiento de los cristianos en Palestina e Israel, subrayando la necesidad de ayuda humanitaria para quienes enfrentan hambre y aspiran a un futuro sin conflictos.
El Papa también condenó la carrera armamentística global, instando a los líderes mundiales a rechazar el rearme y priorizar el combate al hambre y el desarrollo sostenible. Sus palabras resonaron como un recordatorio de los valores cristianos en un mundo marcado por la violencia y la desigualdad.
A pesar de su convalecencia, Francisco sorprendió al recorrer la Plaza de San Pedro en el papamóvil tras la ceremonia, bendiciendo a los fieles y deteniéndose para saludar a algunos niños. Este gesto reflejó su determinación de mantenerse cercano a los creyentes, incluso en momentos de debilidad física.
La salud del Papa ha sido motivo de preocupación tras 38 días internado por una neumonía bilateral, de la cual fue dado de alta el 23 de marzo. Su ausencia en otros ritos de la Semana Santa, como el Vía Crucis y las misas de Jueves y Viernes Santo, había generado dudas sobre su participación en este evento.
El Vaticano había anunciado que la decisión sobre su presencia dependería de su evolución médica. La aparición de Francisco, aunque breve, fue un símbolo de esperanza para los católicos, quienes celebraron su esfuerzo por cumplir con esta tradición que solo el Papa puede presidir.
Antes de la bendición, el pontífice recibió al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en un breve encuentro en su residencia de Casa Santa Marta. Ambos intercambiaron saludos pascuales, destacando la relevancia de la diplomacia incluso en tiempos de recuperación.
La bendición Urbi et Orbi, que significa “a la ciudad y al mundo”, es uno de los momentos más solemnes del calendario cristiano. Este año, las palabras del Papa resonaron con especial fuerza, recordando la importancia de la solidaridad y la paz en un mundo necesitado de ambos.

Compartir:

Noticias Relacionadas