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El Papa Francisco clama por la paz mundial: “Sin desarme, no hay futuro”

En un mensaje conmovedor durante la celebración de Pascua, el Papa Francisco hizo un llamado urgente a detener los conflictos armados en todo el mundo. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el pontífice, visiblemente afectado por su salud, insistió en que la paz verdadera solo será posible con un desarme global.
El mensaje, leído por monseñor Diego Ravelli debido a la convalecencia del Papa, puso especial énfasis en la situación en la Franja de Gaza. Francisco pidió un cese al fuego inmediato, la liberación de rehenes y el envío urgente de ayuda humanitaria para aliviar la crisis que ha dejado miles de víctimas.
El líder de la Iglesia Católica también expresó su preocupación por el aumento del antisemitismo en el mundo. Recordó a las comunidades cristianas en Gaza, que enfrentan las consecuencias de un conflicto devastador, y llamó a proteger la dignidad de todas las personas, sin importar su origen.
Francisco no olvidó otros puntos críticos del planeta. En su mensaje, abogó por un acuerdo de paz definitivo entre Armenia y Azerbaiyán, así como por la estabilidad en los Balcanes Occidentales. Instó a los líderes políticos a evitar acciones que agraven las tensiones en estas regiones.
El Papa también dedicó palabras al pueblo de Myanmar, afectado por conflictos internos y un reciente terremoto devastador. Celebró el anuncio de un alto al fuego en ese país como un signo de esperanza, pero pidió no bajar la guardia en la búsqueda de soluciones dialogadas.
En África, Francisco recordó a las víctimas de conflictos en Sudán, la República Democrática del Congo y otras regiones. Subrayó la necesidad de apoyo internacional para atender las crisis humanitarias y frenar la violencia que azota a estas comunidades.
El mensaje pascual incluyó una reflexión sobre el impacto de las armas en el mundo. El Papa fue claro: la carrera armamentística no puede ser la respuesta a los problemas globales. Propuso derribar las barreras que dividen a los pueblos y fomentar la solidaridad como camino hacia el desarrollo.
Finalmente, Francisco cerró su mensaje con un deseo de esperanza. En el marco del Jubileo de 2025, llamó a liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos, recordando que la Pascua es un momento para renovar la fe en un mundo más justo y pacífico.
El pontífice, a pesar de su frágil estado de salud, se mantuvo firme en su compromiso con la paz. Su presencia en la bendición Urbi et Orbi, aunque breve, fue un recordatorio de su dedicación a los más vulnerables.
El mensaje del Papa resonó en la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles se congregaron para escuchar sus palabras. Su llamado a la unidad y al desarme busca inspirar a líderes y ciudadanos a trabajar por un futuro sin guerras.

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