El fin de las vacaciones de Semana Santa desató un verdadero caos en las principales autopistas de entrada a la Ciudad de México. Miles de vacacionistas enfrentaron largas filas de autos, con tiempos de espera de hasta tres horas en algunos tramos, según reportes de las autoridades.
La autopista México-Cuernavaca fue una de las más afectadas. Desde las primeras horas del domingo, la caseta de Tlalpan registró una carga vehicular intensa, con filas kilométricas que se extendieron desde la curva conocida como La Pera hasta la entrada a la capital.
No solo esta vía sufrió congestionamientos. La autopista México-Querétaro también reportó un flujo masivo de vehículos, agravado por un accidente en el kilómetro 102, donde un tráiler se incendió, generando aún más retrasos en la localidad de San Miguel de la Victoria.
A pesar de las advertencias de las autoridades, muchos conductores no anticiparon la magnitud del tráfico. La Guardia Nacional y Caminos y Puentes Federales implementaron operativos como el Carrusel para intentar agilizar el paso, pero los esfuerzos no fueron suficientes para evitar el colapso.
En la México-Cuernavaca, un choque entre dos autos a la altura del kilómetro 37 complicó aún más la situación. Este incidente, aunque menor, se sumó al ya saturado flujo de vacacionistas que buscaban regresar a la capital.
Las redes sociales se llenaron de quejas de automovilistas frustrados. Videos y fotos mostraron filas interminables de vehículos, puestos de comida improvisados y conductores agotados esperando avanzar en las casetas.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX recomendó a los conductores planificar sus traslados y usar rutas alternas, pero la falta de infraestructura y la alta afluencia vehicular hicieron que estas sugerencias fueran poco efectivas.
Este escenario pone en evidencia los retos de movilidad que enfrenta la capital en periodos vacacionales. La saturación de las autopistas no es un problema nuevo, pero la magnitud de este domingo sorprendió incluso a los conductores más experimentados.
A medida que la ciudad retoma su ritmo habitual, las autoridades enfrentan críticas por no haber previsto ni gestionado mejor el regreso masivo de vacacionistas. La situación dejó en claro la urgencia de mejorar la infraestructura vial y los sistemas de control de tráfico.
El regreso de Semana Santa, lejos de ser un cierre tranquilo para las vacaciones, se convirtió en una pesadilla para miles de familias que solo buscaban volver a casa.