La Semana Santa de 2025, un periodo que debería ser de reflexión y descanso, se tiñó de sangre en México con un saldo devastador de 355 homicidios dolosos en tan solo una semana. Según datos oficiales, la violencia no dio tregua, dejando una estela de dolor en todo el país.
El Viernes Santo se convirtió en el día más letal, con 67 asesinatos registrados en un solo día. Este pico de violencia refleja una situación alarmante que parece desbordar las estrategias de seguridad del gobierno federal.
Guanajuato encabezó la lista de los estados más afectados, con 48 homicidios durante la semana. Le siguieron el Estado de México, Jalisco y Chihuahua, regiones donde la presencia del crimen organizado sigue siendo una constante.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana reportó que, a pesar de los operativos desplegados, los índices de violencia no cedieron. Los enfrentamientos entre grupos delictivos y los ajustes de cuentas fueron las principales causas de los asesinatos.
En destinos turísticos como Quintana Roo, donde se esperaba una temporada de calma, también se registraron incidentes violentos. Esto generó preocupación entre los vacacionistas y afectó la imagen de seguridad en zonas clave.
El gobierno federal ha insistido en que los homicidios han disminuido en comparación con años anteriores, pero las cifras de Semana Santa cuentan una historia diferente. La percepción de inseguridad sigue creciendo entre la población.
Organizaciones civiles y expertos en seguridad han señalado la falta de una estrategia integral para combatir la violencia. La militarización no ha dado los resultados esperados, y las comunidades siguen atrapadas en el fuego cruzado.
Mientras las autoridades prometen redoblar esfuerzos, los mexicanos enfrentan una realidad donde la tranquilidad parece un lujo inalcanzable. La Semana Santa de 2025 quedará marcada como una de las más violentas en la historia reciente del país.