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Ola de despidos en la FDA sacude la seguridad alimentaria y médica en Estados Unidos

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, conocida como FDA, enfrenta una crisis sin precedentes tras una ola de despidos masivos que han debilitado sus funciones clave. La agencia, encargada de garantizar la seguridad de alimentos, medicamentos y dispositivos médicos, ha perdido personal esencial, incluyendo inspectores que supervisan instalaciones en todo el mundo.
Los recortes, impulsados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental liderado por Elon Musk, afectaron a 170 empleados de la Oficina de Inspecciones e Investigaciones. Estos trabajadores organizaban viajes complejos, visas y medidas de seguridad para inspectores que visitan plantas farmacéuticas y alimentarias en regiones como Asia y América del Sur.
A pesar de las promesas del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., de proteger a los inspectores de seguridad, las cartas de despido calificaron sus roles como innecesarios o redundantes. Sin embargo, la FDA ahora planea subcontratar estas tareas a empresas privadas, lo que genera dudas sobre la calidad y consistencia de las inspecciones.
La agencia lleva años luchando por aumentar sus inspecciones tras la salida de empleados durante la pandemia de COVID-19. Las demandas del trabajo, como meses de viaje, salarios modestos y condiciones desafiantes en el extranjero, han dificultado la contratación de nuevos inspectores, dejando a la FDA con un 36% menos de inspecciones que antes de la crisis sanitaria.
Howard Sklamberg, exfuncionario de la FDA, advirtió que los recortes reducen el apoyo a los inspectores, lo que inevitablemente resultará en menos supervisiones. Esto pone en riesgo la seguridad de productos esenciales, desde medicamentos hasta alimentos que llegan a los hogares estadounidenses.
Los despidos también han afectado las comunicaciones públicas de la FDA. La oficina de asuntos de medios, encargada de alertar sobre retiradas de alimentos, efectos secundarios de medicamentos y escasez de suministros, fue eliminada. Ahora, un puñado de empleados dispersos intenta cubrir estas tareas críticas.
Susan Mayne, exdirectora del centro de alimentos de la FDA, señaló que los recortes podrían ser devastadores para la agencia de una manera que ni siquiera sus líderes pueden controlar. La falta de personal amenaza con interrumpir un sistema que depende de tarifas de la industria para financiar gran parte de sus operaciones.
Mientras la FDA intenta reincorporar a algunos empleados despedidos, como revisores médicos, la incertidumbre persiste. La subcontratación y la pérdida de experiencia podrían debilitar la capacidad de la agencia para proteger la salud pública, un problema que afecta no solo a Estados Unidos, sino a los mercados globales que dependen de sus estándares.

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