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¡Golpe al narco o cortina de humo? Ejército destruye 203 plantíos de droga en seis estados

Elementos del Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea han destruido 203 plantíos de amapola y mariguana en una operación que abarcó seis estados del país. La acción, realizada el 17 de abril, se llevó a cabo en Chihuahua, Sinaloa, Durango, Guerrero, Oaxaca y Michoacán, zonas conocidas por su alta actividad delictiva.
Según la Secretaría de la Defensa Nacional, los plantíos fueron detectados mediante reconocimientos terrestres y aéreos. Este operativo forma parte de la Estrategia Nacional de Seguridad, impulsada por el gobierno federal. Pero, ¿es realmente un avance o solo un intento por mostrar resultados frente a la creciente ola de violencia?
En total, se erradicaron 11.8 hectáreas de amapola y cinco hectáreas de mariguana. Para ponerlo en perspectiva, la superficie destruida equivale a 3.6 veces el tamaño del Zócalo de la Ciudad de México. Estas cifras suenan impresionantes, pero la pregunta persiste: ¿hasta dónde impactan estas acciones al crimen organizado?
El personal militar estableció perímetros de seguridad antes de proceder con la destrucción de los cultivos. La amapola, usada para producir heroína, y la mariguana son cultivos clave para los cárteles, que siguen operando con aparente impunidad en varias regiones del país.
Mientras el gobierno presume estos operativos, la violencia no cede. En estados como Sinaloa y Guerrero, los enfrentamientos entre grupos criminales son noticia constante. Los ciudadanos se preguntan si estas acciones son suficientes para frenar la inseguridad que azota sus comunidades.
Además, no es la primera vez que se reportan destrucciones de plantíos. En semanas recientes, el Ejército ha informado sobre operativos similares en los mismos estados, con cientos de hectáreas erradicadas. Sin embargo, los cultivos ilícitos parecen reaparecer con rapidez, lo que pone en duda la efectividad a largo plazo de estas estrategias.
El gobierno federal insiste en que estas acciones debilitan las finanzas de los cárteles. Sin embargo, la falta de detenciones relevantes o el desmantelamiento de redes de distribución genera escepticismo. ¿Dónde están los grandes capos? ¿Por qué no se ataca el problema de fondo?
La ciudadanía exige resultados tangibles, no solo números que impresionen en comunicados. Mientras las Fuerzas Armadas queman plantíos, el narco sigue controlando territorios y la inseguridad se dispara. ¿Será este operativo un paso real hacia la paz o solo una cifra más en el discurso oficial?

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