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Rusia da un giro inesperado al retirar a los talibanes de su lista de grupos terroristas

En una decisión que ha sorprendido al mundo, el Tribunal Supremo de Rusia anunció la exclusión del movimiento talibán de su lista de organizaciones terroristas, un estatus que mantenían desde 2003. La medida, que entró en vigor de inmediato, marca un cambio significativo en la postura de Moscú hacia el grupo que controla Afganistán desde 2021.
La resolución se basa en una ley aprobada en diciembre de 2024 por el presidente Vladimir Putin. Esta legislación permite retirar a grupos de la lista de terroristas si demuestran haber abandonado actividades que promuevan o justifiquen el terrorismo. Según el fallo, los talibanes habrían cumplido con estos requisitos, aunque la exclusión es provisional y podría revertirse si reinciden.
El acercamiento entre Rusia y los talibanes no es nuevo. Desde la toma de Kabul en 2021, Moscú ha mostrado interés en normalizar relaciones con el régimen afgano. Delegaciones talibanes han visitado Rusia en varias ocasiones, participando en foros como el Económico Internacional de San Petersburgo y la cumbre de los BRICS en 2023.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se reunió en octubre de 2024 con Amir Khan Muttaqi, jefe de la diplomacia talibán. Ambos expresaron su intención de fortalecer la cooperación económica y política. Rusia ve en los talibanes un aliado potencial contra grupos como el Estado Islámico, especialmente tras el atentado en Moscú en marzo de 2024, atribuido a una filial de esta organización.
La decisión también responde a intereses geopolíticos. Rusia busca contrarrestar la influencia de Occidente en Asia Central y fortalecer lazos con países vecinos como Kazajstán y Kirguistán, que ya han retirado a los talibanes de sus listas de terroristas. Además, Moscú ha prometido inversiones en sectores clave de Afganistán, como transporte, energía y minería.
Sin embargo, la medida ha generado controversia. Los talibanes, que instauraron un emirato islámico tras derrocar al gobierno afgano apoyado por Occidente, enfrentan críticas por violaciones sistemáticas a los derechos humanos, especialmente contra las mujeres. La comunidad internacional, en su mayoría, no reconoce su gobierno y mantiene sanciones económicas.
Rusia, por su parte, insiste en que la responsabilidad de la reconstrucción de Afganistán recae en Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, cuyas tropas se retiraron en 2021. Moscú argumenta que la cooperación con los talibanes es necesaria para estabilizar la región y combatir el terrorismo.
El Kremlin también ha señalado que la exclusión de los talibanes no implica un reconocimiento formal de su gobierno. Sin embargo, el fallo del Tribunal Supremo allana el camino para un posible reconocimiento en el futuro, lo que podría alterar el equilibrio de poder en la región.
Esta decisión coloca a Rusia en una posición delicada frente a la comunidad internacional. Mientras algunos ven en este movimiento un intento pragmático de estabilizar Afganistán, otros lo interpretan como un desafío a las normas globales contra el terrorismo. El mundo observa con atención los próximos pasos de Moscú.

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