La Secretaría de Marina de México y el Comando Norte de Estados Unidos han dado un paso más en su colaboración para enfrentar amenazas comunes en la región. En una reciente reunión virtual, ambas partes acordaron intensificar el intercambio de información sobre seguridad nacional, un movimiento que genera tantas expectativas como interrogantes.
El diálogo, confirmado por la Secretaría de Marina, tuvo lugar en un contexto de creciente preocupación por el narcotráfico y la seguridad fronteriza. La dependencia destacó que esta cooperación busca fortalecer la defensa de Norteamérica, pero no ofreció detalles específicos sobre las acciones concretas que se implementarán.
El Comando Norte, encargado de la seguridad de Estados Unidos y sus aliados, ha mantenido una relación estrecha con las Fuerzas Armadas mexicanas durante las últimas dos décadas. Esta alianza incluye desde entrenamientos conjuntos hasta operaciones de inteligencia, muchas de las cuales han sido cuestionadas por su opacidad.
El gobierno de Claudia Sheinbaum parece decidido a profundizar estos lazos, a pesar de las críticas de quienes ven en esta colaboración una injerencia extranjera. La falta de transparencia sobre los acuerdos alcanzados en estas reuniones alimenta la desconfianza en un país donde la soberanía es un tema sensible.
Entre los temas prioritarios de esta cooperación está el combate al tráfico de fentanilo, una crisis que ha golpeado duramente a Estados Unidos. México, por su parte, ha comprometido miles de elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte, pero los resultados siguen siendo insuficientes para frenar el flujo de drogas.
La reunión también abordó la seguridad cibernética, un área en la que México ha mostrado avances, pero aún enfrenta retos significativos. La Marina ha trabajado en estrategias para proteger sus redes, aunque los detalles de estas iniciativas permanecen fuera del alcance público.
Este acercamiento con el Comando Norte no es nuevo, pero sí ha ganado relevancia tras los acuerdos bilaterales entre Sheinbaum y el presidente estadounidense Donald Trump. La suspensión temporal de aranceles a productos mexicanos parece haber allanado el camino para estas conversaciones.
Mientras el gobierno federal presume una relación “respetuosa y productiva” con Washington, muchos se preguntan hasta dónde llegará esta colaboración. La ausencia de información clara sobre los compromisos adquiridos deja un vacío que solo el tiempo podrá esclarecer.
Lo cierto es que la seguridad regional sigue siendo un desafío mayúsculo. La violencia de los cárteles, el tráfico de armas y la migración irregular son problemas que no se resolverán con reuniones a puerta cerrada. México necesita respuestas, no solo promesas de cooperación.

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México y EE.UU. refuerzan su alianza militar: ¿Qué oculta esta cooperación?
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