El Papa Francisco, aún recuperándose de una grave infección respiratoria, no asistió a la misa Crismal en la basílica de San Pedro, un evento clave que marca el inicio del Triduo Pascual y los ritos de la Semana Santa. Su ausencia, aunque esperada, generó sorpresa entre los fieles.
La misa Crismal, oficiada por el cardenal Domenico Calcagno, es un momento significativo en el calendario litúrgico, donde se consagran los óleos sagrados y se renuevan los votos sacerdotales. La ausencia del Papa se debió a su reciente hospitalización de 38 días en el hospital Gemelli de Roma, de donde fue dado de alta el 23 de marzo.
Sin embargo, Francisco podría reaparecer esta tarde en un lugar inesperado: la cárcel Regina Coeli de Roma. Allí, se espera que celebre la misa In Coena Domini, un rito que conmemora la Última Cena y el lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos.
La visita a Regina Coeli, aunque no confirmada por el Vaticano, refleja una tradición que el Papa ha mantenido desde el inicio de su pontificado en 2013. En lugar de celebrar esta misa en la catedral de San Juan de Letrán, Francisco ha optado por llevar su mensaje a lugares de sufrimiento, como cárceles, hospitales y centros de refugiados.
En años anteriores, el Papa ha lavado los pies a presos, discapacitados, menores y migrantes, mostrando un gesto de humildad y servicio. En 2018, por ejemplo, visitó Regina Coeli y lavó los pies a 12 reclusos, recordándoles que Jesús los considera importantes y que el servicio es un valor universal.
Esta posible visita no está exenta de incertidumbre, ya que dependerá del estado de salud del Pontífice. Su reciente enfermedad ha limitado su participación en eventos públicos, incluyendo la misa del Domingo de Ramos, donde fue reemplazado por el cardenal Leonardo Sandri.
A pesar de su fragilidad, Francisco sigue demostrando su compromiso con los más vulnerables. Sus visitas a cárceles han sido un símbolo de esperanza, llevando un mensaje de reinserción y humanidad a quienes están privados de libertad.
La expectativa por su presencia en Regina Coeli crece, mientras el Vaticano guarda silencio. La decisión final será un reflejo de la determinación del Papa por mantener viva una de las tradiciones más emblemáticas de su pontificado.