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El Papa Francisco desafía su salud y visita una cárcel en Roma este Jueves Santo

En un gesto que ha conmovido al mundo, el Papa Francisco, de 88 años, acudió este Jueves Santo a la cárcel romana de Regina Coeli para celebrar con un grupo de presos, a pesar de su delicada salud tras una reciente hospitalización. Esta visita, cargada de simbolismo, reafirma su compromiso con los más vulnerables.
El pontífice llegó poco antes de las tres de la tarde al centro penitenciario, ubicado en el barrio de Trastevere, cerca del Vaticano. Su presencia no estaba confirmada, ya que su estado de salud, tras 38 días internado por una neumonía bilateral, mantenía en vilo al Vaticano. Sin embargo, Francisco decidió mantener esta tradición que marca su pontificado desde 2013.
La visita fue breve, de apenas 20 minutos, y se llevó a cabo en un ambiente de respeto y emoción. El Papa, quien se desplazó en silla de ruedas debido a sus problemas de movilidad, fue recibido por la directora de la prisión, Claudia Clementi, y por el personal del lugar, entre aplausos y ovaciones de los presentes.
A diferencia de años anteriores, esta vez no se realizó el tradicional rito del lavatorio de pies, un gesto con el que Francisco suele emular a Jesús en la Última Cena. La decisión se tomó considerando su convalecencia, pero no impidió que el encuentro con unos 70 reclusos fuera profundamente significativo.
Desde el inicio de su pontificado, el Papa ha roto con la tradición de celebrar la misa de Jueves Santo en la basílica de San Juan de Letrán, optando por llevar su mensaje a cárceles, centros de refugiados y lugares de sufrimiento. En 2018, ya había visitado Regina Coeli, donde lavó los pies a 12 presos de diversas nacionalidades.
Este año, Francisco no participó en la misa Crismal de la mañana en la basílica de San Pedro, que marca el inicio del Triduo Pascual. Su ausencia en este rito subraya las limitaciones que enfrenta, pero su decisión de estar con los presos refleja su prioridad por los marginados.
La visita, aunque corta, envió un mensaje poderoso de esperanza y cercanía. El Papa, visiblemente afectado por su salud, se reunió con los reclusos en un acto privado que, según fuentes vaticanas, buscaba destacar la dignidad de cada persona, sin importar su situación.
Mientras el mundo observa con atención la recuperación del pontífice, esta visita a Regina Coeli reafirma su legado como un líder que busca estar cerca de los más necesitados. Su gesto, en medio de su fragilidad, resuena como un llamado a la compasión y la solidaridad.

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