La alcaldía Iztapalapa, bajo el control de Morena, enfrenta un nuevo desafío este Jueves Santo con el cierre de más de 50 vialidades clave debido a la 182 representación de la Pasión de Cristo. Las autoridades han anunciado restricciones que afectan la movilidad de miles de ciudadanos, pero la falta de planeación y coordinación genera dudas sobre su capacidad para manejar un evento de esta magnitud.
Desde las 12:00 del mediodía de este 17 de abril hasta la 1:00 de la madrugada del viernes 18, avenidas principales como Eje 6 Sur, Calzada Ermita Iztapalapa y Javier Rojo Gómez estarán cerradas. Calles como Aztecas, 5 de Mayo y General Anaya también sufrirán restricciones, complicando el traslado de residentes y visitantes en los ocho barrios de la demarcación.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana desplegará más de 1,200 elementos, 139 patrullas y tres helicópteros para intentar mantener el orden. Sin embargo, la experiencia de años anteriores sugiere que estas medidas podrían no ser suficientes para evitar aglomeraciones, accidentes o problemas de seguridad, especialmente en un evento que espera a más de dos millones de personas.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro también operará con horarios especiales, lo que añade más complicaciones para quienes planean asistir a las actividades religiosas o simplemente moverse por la ciudad. Las estaciones Iztapalapa y Cerro de la Estrella de la Línea 8 podrían registrar saturación o incluso cierres temporales, según han advertido las autoridades.
La representación de la Pasión de Cristo, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de México, comenzará a las 14:00 horas con un recorrido por los ocho barrios, partiendo desde la Casa de los Ensayos. A las 20:00 horas se escenificarán pasajes bíblicos en la Macroplaza, pero la falta de información clara sobre rutas alternas y transporte público dificulta la planificación para los asistentes.
Las autoridades recomiendan usar vías alternas como Eje 3 Oriente, Anillo Periférico y Avenida Tláhuac, pero estas opciones suelen colapsar durante eventos masivos. La ausencia de una estrategia integral para gestionar el tráfico y garantizar la seguridad refleja, una vez más, las carencias en la gestión de la alcaldía morenista.
Además, la Ley Seca impuesta en Iztapalapa durante Semana Santa busca evitar incidentes, pero no aborda los problemas de fondo, como la insuficiente infraestructura para recibir a millones de visitantes. Los comerciantes locales, que dependen de estos eventos, enfrentan restricciones adicionales que podrían impactar sus ingresos.
Mientras la alcaldía presume la relevancia cultural de la Pasión de Cristo, los ciudadanos enfrentan desorganización, riesgos de seguridad y limitaciones para moverse libremente. La promesa de una Semana Santa ordenada y segura parece, por ahora, otra meta incumplida del gobierno local.