La guerra comercial entre Estados Unidos y China no da tregua. Donald Trump, presidente de EE.UU., ha intensificado su estrategia con aranceles que alcanzan el 145% sobre productos chinos, mientras Pekín responde con gravámenes del 125% a importaciones estadounidenses.
Los bonos del Tesoro de EE.UU. están en el centro de la tormenta. Desde el lunes, el rendimiento del bono a 10 años subió medio punto porcentual, el mayor aumento semanal desde 2021. El bono a 30 años alcanzó niveles no vistos desde 2007.
Esta escalada preocupa a los mercados. Los bonos, considerados un refugio seguro, pierden atractivo ante el temor a una inflación descontrolada por la guerra comercial. Trump retrocedió parcialmente en sus aranceles a otros países, pero con China mantiene el pulso.
China, segundo mayor acreedor de la deuda estadounidense, podría vender sus bonos como arma financiera, aunque no hay evidencia clara de que lo esté haciendo. Los inversores globales observan con cautela, mientras el dólar y las bolsas mundiales sienten la presión.
Ambas potencias negocian, pero un acuerdo parece lejano. La incertidumbre reina en los mercados, y el impacto económico global sigue creciendo.