Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, está de vuelta en el ojo del huracán. Luego de cumplir una condena en Estados Unidos por lavado de dinero, fue deportado a México y ya se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad del Altiplano.
Las autoridades mexicanas lo recibieron en Tijuana, donde se ejecutaron órdenes de aprehensión en su contra por delitos contra la salud y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Su traslado a la Ciudad de México marcó el inicio de un nuevo capítulo en su controversial historia.
Yarrington, alguna vez figura destacada del PRI, ha sido señalado por nexos con el crimen organizado, incluyendo el Cártel del Golfo. Su caso reaviva el debate sobre la corrupción en la política mexicana y los vínculos con el narcotráfico.
En las próximas horas, un juez definirá su situación jurídica, mientras el país observa de cerca este proceso que promete nuevas revelaciones.