Los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reunieron en Honduras y no se guardaron nada: criticaron con fuerza las deportaciones masivas de migrantes desde Estados Unidos y su encarcelamiento en países como El Salvador.
En la IX Cumbre de Jefes de Estado, celebrada en Tegucigalpa, los mandatarios señalaron que las políticas migratorias de Donald Trump están fuera de control, con envíos masivos de indocumentados a sus países de origen o a terceros, e incluso a una megacárcel salvadoreña.
El colombiano Gustavo Petro fue uno de los más duros, comparando a los migrantes esposados con los esclavos africanos de la época colonial, mientras la anfitriona, Xiomara Castro, exigió respeto a la región como zona de paz frente a las deportaciones que afectan a miles de jóvenes buscando el “sueño americano”.
Otros, como el cubano Miguel Díaz-Canel y el boliviano Luis Arce, también alzaron la voz, denunciando el uso de la base naval de Guantánamo y los tratos inhumanos que, según ellos, violan derechos fundamentales al ignorar las causas de la migración, como la pobreza y la violencia.
La mexicana Claudia Sheinbaum propuso una visión más humanista para enfrentar el problema, pidiendo a los líderes regionales atender las raíces del éxodo, mientras Luiz Inácio Lula da Silva, desde Brasil, advirtió que la criminalización de los migrantes daña la autodeterminación de los pueblos.
La cumbre dejó claro un mensaje: la región no se quedará callada ante lo que considera una política migratoria agresiva e injusta por parte de Washington.

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La CELAC arremete contra las deportaciones y encarcelamientos de migrantes desde EE.UU.
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