En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, los comerciantes de la Plaza Izazaga 89 están alzando la voz contra lo que consideran una invasión descontrolada de empresarios asiáticos que les están robando el negocio.
Acusan que estos competidores importan mercancía a precios irrisorios, pagan menos por contenedores y, encima, evaden las leyes laborales al no ofrecer prestaciones a sus empleados, muchos de ellos migrantes de países como Venezuela, Colombia y Honduras.
Rosa González, una exlocataria de la plaza, reveló que productos como controles de videojuegos, que antes vendían a 250 o 300 pesos, ahora los ofrecen los asiáticos por tan solo 30 o 40 pesos, dejando a los comerciantes mexicanos sin posibilidad de competir.
Mientras tanto, las autoridades parecen hacer oídos sordos, y los operativos de la Procuraduría Federal del Consumidor apenas rascan la superficie de un problema que, según los afectados, está destruyendo sus medios de vida.