Con el respaldo descarado de Morena, el Senado aprobó el nombramiento de 56 magistrados electorales estatales, en una jugada que huele a control absoluto del oficialismo sobre los tribunales.
El pasado 9 de abril, tras un proceso plagado de polémica, la bancada de Morena y sus aliados lograron sacar adelante esta designación, a pesar de los gritos de la oposición que denunciaron una imposición flagrante de perfiles afines al partido en el poder.
La votación no dejó lugar a dudas: 76 a favor, 36 en contra y una abstención. Los senadores oficialistas celebraron su victoria, mientras la oposición advertía que este movimiento pone en jaque la imparcialidad de los órganos electorales en 30 estados del país.
Desde el PAN, acusaron que varios de los elegidos ni siquiera cumplen con los requisitos legales, señalando audios comprometedores y vínculos directos con Morena. ¿El objetivo? Asegurar que los tribunales fallen a favor del oficialismo en futuras elecciones.
Mientras tanto, Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, tuvo que admitir que una primera intentona falló por falta de votos, pero esta vez Morena no dejó nada al azar. La oposición, derrotada, promete dar batalla, pero el daño ya está hecho.