El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, no se anda con rodeos y presume que el malecón margen izquierda del río Culiacán será nada menos que “la obra más grande de todos los tiempos”. Con una inversión de 667 millones de pesos, este proyecto estrella promete conectar sectores clave de la ciudad y ser el gran legado de su administración morenista.
Rocha asegura que esta megaobra, parte del llamado Plan Sinaloa, no solo embellecerá Culiacán, sino que generará miles de empleos y atraerá inversión extranjera. Todo suena perfecto, pero no dice cómo se pagará ni qué tan realistas son esas promesas en un estado golpeado por otros problemas que no parecen tener tanta prioridad.
Además del malecón, el plan incluye un Centro de Convenciones con hoteles de lujo y un nuevo hospital del IMSS. El gobernador insiste en que esto es solo el comienzo de una revolución económica, pero muchos se preguntan si no es solo un espejismo para tapar las carencias de su gestión.
Mientras Rocha pone la primera piedra y se llena la boca con grandes anuncios, la realidad en Sinaloa sigue siendo otra. ¿Será este malecón el milagro que promete o solo un monumento al despilfarro de un gobierno que busca reflectores? El tiempo lo dirá.